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El lenguaje de la piel, según Modesto Ponce

El lenguaje de la piel, según Modesto Ponce
21 de noviembre de 2013 - 00:00

El escritor quiteño Modesto Ponce Maldonado empezó el oficio de la literatura en su madurez, con cuentos, como señala el literato Paúl Hermann, “que demuestran que estuvo preparándose para que en su debut no falten aplausos”. En 2005 lanzó su primera novela, El palacio del diablo, que tiene el nombre de un prostíbulo que funcionaba en La Ronda durante la época colonial. Con esta obra, Modesto Ponce ganó el Premio Gallegos Lara del Municipio de Quito y fue declarada en 2006 por la Corporación Quitsa-to como la mejor novela del año.

A decir del escritor guayaquileño Luis Carlos Mussó: “El palacio del diablo hace de la voz de los personajes el lugar desde donde se impulsan el pasado y el presente para fusionarse. Los espacios y tiempos confluyen en Quito, escenario del poder. Cohabitan el gobernante y el banquero corrupto hasta el mendigo que, gracias a la técnica, muta su silencio en el peso de la conciencia del hombre de finanzas, pasando por una serie que incluye a ciudadanos empecinados en hacer periodismo crítico. El enredo reservado y la conspiración evocan la realidad y la contrastan (¿?) con la ficción, hasta provocar perspicacias y conjeturas en el lector”.

Su siguiente novela, La casa del desván, fue escogida entre las diez finalistas del Premio Iberoamericano Planeta-Casa América 2008, de entre 557 obras presentadas. “Una obra segura, de arquitectura avanzada”, según la crítica literaria Gladys Jaramillo.

Una nueva novela que aborda la eroticidad
La quinta obra de Modesto Ponce, Los lenguajes de la Piel, será presentada hoy, a las 19:00, en el Auditorio de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso). En el evento dialogarán con el autor los escritores Lucrecia Maldonado y Francisco Proaño Arandi.

El nuevo trabajo del escritor quiteño, como señala la contraportada de la novela, supera la clasificación de ‘erótica’, pero aborda la eroticidad en su más amplio sentido: del amor como sentido vital, del desarrollo emotivo como sustento del ser y de la sexualidad como el mejor camino para reconocernos y poder percibir el mundo. Como una manera de ser que sobre todo se aprende a través de Los lenguajes de la Piel.

Como señalaba Marguerite Yourcenar, autora de Memorias de Adriano: “He soñado a veces en elaborar un sistema de conocimiento humano basado en lo erótico”. La mitología griega mencionó a Eros como la fuerza creadora que empuja la imaginación y la sensibilidad hacia el amor, el arte y los sueños. El ser humano necesita de los otros, pero la relación más profunda se encuentra en la pareja.

Esta novela trata de esas relaciones; un intento, desde la ficción, de acercarse a los temas del amor, la sexualidad, la pasión, la ternura, la infidelidad, la perecibilidad de ese amor o su capacidad de supervivencia junto a las secretas grutas de la intimidad, del instinto y del inconsciente. Y de cómo, en el acto de amarse, todo desaparece...

Y también de las aventuras pasajeras, de los amantes, de la amistad que es una forma de amor, de la ingravidez de la existencia, del miedo al amor, y de la muerte… Del acto creativo y de la literatura como soporte de la vida.

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