El señor Alcalde de Guayaquil nos llamó conejillos de Indias, en el acto solemne del Cabildo (cobayas, cuyes, etc.), tal como se exhibió al siguiente día en la portada de un diario local, aludiendo a los guayaquileños y residentes en Guayaquil, que no votamos por Lucio y le ganamos en el referendo.
Siguiendo el clásico discurso socialcristiano, que agravió a las mujeres guayaquileñas que votaron alguna vez por Abdalá, no publicable todavía, se expresa el burgomaestre contra más del 50% de los habitantes porteños que hemos elegido otra opción democrática para gobernarnos, con la esperanza de que alguna vez Guayaquil, con su riqueza, no siga siendo una vitrina de vergüenza entre la pobreza extrema y la avaricia amurallada (Aquí entre paréntesis, no sabemos si borregos y cuyes son nuevos nombres con los que los policías municipales nos identifican en Guayaquil, incluso a los jóvenes pintores modernistas de Urdesa.).
No repara el señor Alcalde en que los tiempos están cambiando y que los cuyes, que hace pocos años éramos minoría, se están multiplicando, para no seguir pagando alcantarillado donde no lo hay, distraerse en las calles hermosas que rodean los centros comerciales millonarios, donde los pobres se distraen los domingos, para olvidar un rato sus barrios abandonados y sin servicios, en una ciudad contaminada por el tráfico caótico.
Hablando de respeto, refiriéndome al discurso de marras, nosotros también somos centenares de miles de ciudadanos en Guayaquil que lo hemos soportado más de dos décadas, pagando los impuestos puntualmente. Y por favor, señor Alcalde, olvide esas poses de orador bravo, que no le quedan bien a su edad, que ya no asustan a nadie, porque hasta abogados que fueran expulsados de su partido, en cambio, recuperarán la visa a EE.UU., gracias a los jueces honrados que tendremos, por el referendo al que usted se opuso.
Luis Marín-Nieto
Profesor de la Universidad de Guayaquil
C.C. 0900309964