El nombre de Vicente León es muy conocido para los latacungueños, pues así se llama el plantel educativo de mayor prestigio en Cotopaxi y también el parque principal de Latacunga.

Sin embargo, este denominativo va más allá de una institución o de un espacio verde, perteneció a uno de los filántropos más importantes de Ecuador. “Nació hijo de esta tierra y murió haciéndose padre de ella”, reza una inscripción en letras doradas incrustadas en el mármol que sostiene la figura del noble latacungueño en el parque Central.

Esta imagen recrea la existencia de quien fuera el primer Presidente de la Corte Superior de Justicia del Cusco (Perú), nombrado así por Simón Bolívar en 1825.

También fue Prefecto y Gobernador de esta provincia y donó su fortuna para que fuera invertida en educación en su tierra natal. Antes de morir pidió en el testamento que su dinero sirva para la construcción de centros educativos en Latacunga.

El entonces presidente de la República, Juan José Flores, inició la edificación del insigne Colegio Vicente León que fue inaugurado el 7 de mayo de 1840.

DATOS

La vida jurídica de Vicente León empezó en Perú  con prestigio y responsabilidad. Fue uno  de  los  legítimos organizadores de la Corte Superior de Justicia del Cuzco.

También actuó en las cortes de Arequipa y de Trujillo para finalmente volver al Cuzco. Como Magistrado se fijó un sueldo de 2.500 pesos anuales que él fue ahorrando para el proyecto educativo en Cotopaxi.

Del millar de libros que logró acumular solo unos 206 textos llegaron al colegio que lleva su nombre, los demás se remataron en Quito el 17 de abril de 1841. Juan José Flores fue uno de los principales compradores.

Otros cargos que ocupó fueron de asesor del Gobierno del Perú en 1814. Gobernador de  Tacna  y auditor de la División de Intermedios en 1821. Auditor de Guerra del Ejército Unido del Libertador en 1822.Este establecimiento tuvo tanta fama que llegaron a estudiar en él grandes personalidades del país como los expresidentes Antonio Flores Jijón, Ignacio de Veintemilla, Camilo Gallegos Toledo, Camilo Ponce Enríquez y el general Alberto Enríquez Gallo.

Este personaje le debe su nombre a su padrino Vicente de Zamora, que el  17 de enero de 1773 lo cargó en la pila bautismal en presencia de los padres Joseph León y doña María Josepha Argüelles y Mercado. Fue estudiante primario en uno de los noviciados regentados por los jesuitas.

Al ser desde pequeño un destacado estudiante, Vicente León continuó sus estudios en el Real Colegio de San Fernando a cargo de los dominicos en Quito.

Estudió 6 años: 3 de artes y humanidades y 3 de filosofía, pero debido a su difícil situación económica no alcanzó a graduarse de bachiller.

En esas circunstancias el joven Vicente forjó un carácter humilde y en su alma soñadora empezó a forjarse la idea de una educación universal que no excluyera a nadie.

A los 18 años regresó a Cotopaxi y trabajó como maestro en el cantón Pujilí. En 1796 se presentó a un concurso para dictar la cátedra de latinidad de menores en la Universidad Santo Tomás de Aquino.

A fines de junio resolvió presentarse al certamen y fue aceptado; aunque no ganó ese concurso pudo graduarse de bachiller e inició sus estudios de Jurisprudencia a los 23 años.

En los archivos de la Universidad Santo Tomas de Aquino (Universidad Central) no estaba registrado su título de bachiller, pero continuó dando clases de gramática latina y se relacionó con la política.

Su vínculo político

Más tarde viajó a Perú con el afán de concretar su idilio con la abogacía. En ese país empezó una carrera llena de glorias que dejó bien ubicado el nombre del Ecuador en el extranjero. “Definitivamente Vicente León es el hombre más grande que parió esta tierra”, dijo Edmundo Rivera, presidente de la Casa de la Cultura Núcleo de Cotopaxi.

Según él, en 1973 una expedición  dirigida por el rector del Colegio Vicente León, Oswaldo Rivera, llegó al Cuzco para retornar los restos del jurisconsulto latacungueño que murió allí el 28 de febrero de 1839.

Lamentablemente, la gestión no tuvo éxito, pero, a cambio de los restos reales, trajeron tierra de un cementerio en donde se cree que fue sepultado para levantar un mausoleo simbólico con el que los latacungueños lo pudieran recordar.

Es así que en 1976 en una arquería original de la construcción de la centenaria institución que lleva su nombre se adecuó su mausoleo diseñado por el arquitecto Gonzalo Espíndola. El espacio fue inaugurado el 24 de mayo de 1977. (I)