Entrevista / Teresa Arboleda / presentadora de Televisión
"He asumido mis errores y mis aciertos los he disfrutado"
Con la actitud amable y alegre que la caracteriza, nos recibe en el escritorio en donde ha dejado parte de su vida. Justo al frente del teleprompter y un reflector que iluminaba su cálido rostro, Teresa Arboleda, la presentadora del noticiero estelar de Ecuavisa, está acompañada de unas muletas. “Tengo mi pierna partida en tres’’, dice con tono pausado, levantando cejas y cara triste, pero consciente de que está pasando por una época compleja en la que ha aprendido que las palabras paciencia y otro tipo de actividades son parte de su vida. Ya son más de 3 meses que camina a paso lento, sin embargo, eso no ha cambiado la armonía que refleja.
Sin poses y de espíritu noble, inclina la cabeza e indica que la experiencia se la adquiere a través de los años. No es mujer de plantearse cosas a largo plazo, su mayor logro es vivir y pasar momentos junto a su familia. Es una mujer de fe, que lucha, da siempre gracias a Dios, ya que su certeza se ha ido fortaleciendo a través de los años y por todas las actividades que realiza. Afirma que le gustaría seguir haciendo periodismo hasta cuando ya no tenga aliento: “Por ahora estoy contenta, creo que puedo trabajar por algún tiempo. Estaré hasta que las arrugas me lo permitan’.
El inicio de la profesión
Apenas se graduó del colegio (dos meses después) cuando tenía 17 años empezó a trabajar. Su hermana había trabajado en Ecuavisa y Gioconda de Varas era ejecutiva durante muchos años. Una mujer a la que le debe gran parte de su trayectoria. “Ella me hizo entrar”. Había una vacante para ser editora (actividad en la que se desenvolvió muy bien), chequeadora de programas y escogía los videos musicales en El Show de Bernard. En aquel tiempo los reportajes se editaban en tres cuartas (videotape).
Su ingreso al Canal del Cerro coincidió con la inauguración de la pantalla a color. En esa época estaba Alfonso Espinosa de los Monteros, con quien no tenía mucho contacto; más trabajaba con Gloria Gallardo y Roberto Aspiazu. “Soy de antaño”, dice mientras emite una carcajada y da un suave golpe al escritorio. “Las técnicas eran artesanales, hoy la tecnología ha hecho que la comunicación sea instantánea y ha marcado ritmos y desarrollo. He sido parte de ese proceso y eso ha sido muy enriquecedor y satisfactorio”. En esa época se hacía mucha producción nacional. A los 18 años hizo un casting para el espacio Hacia las universidades en la que describía cada una de las carreras. Después con Nila Velásquez, a quien describe como mentora de profesión y maestra de vocación, realizó el programa Enfoque. En ambos espacios fue reportera.
A los 19 años leyó por primera vez noticias. Recuerda que tenía nervios, los mismos que siente hasta hoy. En el terremoto de Chile, en 2014, no hubo libreto ni había orden en el noticiero. No había nada. “Con el tiempo todos esos detalles se pulen”. Presenté el primer noticiero dominical, que lo dirigía Nila Velázquez, tuve la suerte de que ella fuera mi profesora particular, mientras yo leía y hacía reportajes. Ella me enseñó a hacer todo”.
La mejor experiencia
En 1987, el acontecimiento que muchos recuerdan es el secuestro del expresidente de Ecuador, León Febres-Cordero, en la parroquia Taura. Teresa fue la única periodista que estuvo en ese lugar. “Hay gente que no se acuerda de eso, y lo más grave es que no aprendieron las lecciones de ese episodio que fue difícil para el país”.
También fue parte de otros sucesos de enorme relevancia.
El tiempo ha hecho que Teresa Arboleda esté cada día mejor. De aquella joven con un maquillaje casi natural, ha dado paso a una mujer de cabello más corto, claro y escalonado. Para cada presentación en pantalla invierte aproximadamente dos horas, si no es más. “Con los años, cuesta más arreglarse”. Recuerda que cuando tenía 19 años el cabello lo llevaba hacia adelante y lo secaba con ventilador, no usaba base o polvos compactos. No es persona de extrañar momentos, todo en la vida es un cambio.
Recuerda a aquellos que ya no están en la pantalla por diferentes razones, como como Fausto Valdivieso (+), Douglas Argüello y Fernando Aguayo. También conserva amigos de pantalla, como María Isabel de Lebed, Pedro Jiménez, que entró mucho después que ella; y a Tania Tinoco, a quien considera su gran amiga. Ella le contagia ese positivismo que la saca de situaciones difíciles, lo tiene como un don.
Al mencionar a su compañero de fórmula, Alfonso Espinosa, suelta un suspiro, eleva la mirada y refleja que admira a este gran ícono de la televisión ecuatoriana. “Aparte de lo profesional, lo admiro por ser un buen hombre que ha logrado construir y mantener una familia hermosa, un gran padre y amigo, es un buen hermano, sus hermanos me lo han dicho”.
Es difícil saber qué la saca de casillas. Asegura que esa pregunta la pueden responder sus hijos. De ellos siempre se acuerda cuando le preguntan aquello. Pero considera que pierde el control cuando “está con el tiempo”. Es mujer de hacer las cosas con calma, por eso muchas veces llega como un torbellino. (I)