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Ecuador, 26 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Ser actriz le permite a Luciana Grassi explotar sus multipersonalidades

Luciana Grassi no anda con rodeos al momento de tomar decisiones. La seguridad que tiene por sí misma fácilmente se percibe cuando al mantener una conversación no tiene reparos al decir lo que piensa. A eso se le agrega su potente timbre de voz que le permite sonar más convincente.

Así de directa es cuando se le pregunta algo sobre su vida y carrera. Pero también es de aquellas que se aburre con facilidad.

“No me gusta encasillarme, sino tener el control”. Esto posiblemente la ha llevado a ‘reinventarse’. En lo que respecta a su imagen -hace unos meses- decidió cortarse su larga cabellera, con el fin de que en la elección de sus personajes pueda ir más allá.

Luciana ha pasado de encarnar a una chica tierna, pero a la vez rebelde en lo que fueron sus inicios de su carrera a interpretar una mujer sin escrúpulos.
Esta vez se pone en la piel de una prostituta con la serie Aída, que mañana estrenará Teleamazonas.

¿Cuándo descubre la actuación?

En el colegio tomé clases de teatro, hice algunas obras. A los 15 años interpreté a Bernarda Alba. Fue un poco ridículo que para esa edad la interpretara, pero era una obra teatral de colegio, que la dirigió Hugo Avilés.
La volvería a encarnar...

Interpretar a Bernarda a esa edad resultó complicado por la visión de la vida que tenía. Pero fue súper rico interpretarla. Realmente es un personaje que me gustaría encarnar a los 60 o 70 años. Estar en el Teatro Colón de Buenos Aires.

En su decisión de dedicarse a la actuación tuvo que irse en contra de alguien. ¿Cómo lo tomaron sus padres?
No les di otra alternativa. Esto es lo que quería toda la vida. Nunca hubo otra opción, ni plan B.

¿Hubo alguna persona que la ayudara en ese camino?

Hugo Avilés fue una persona que me ayudó muchísimo para que yo conversara con mis papás y los convenciera de que lo mío era la actuación, de que esta era una buena profesión y que iba a lograrlo.

¿Qué ocurre después de terminar la secundaria?

El último año lo terminé en un colegio de Estados Unidos y ya en la Universidad estudié teatro. Allí aprendí muchísimo, además descubrí la libertad que me daba Nueva York, al vivir en una ciudad donde existe de todo y nada es juzgado.

Es una libertad increíble porque como actores, las personas somos muy decentes y bien educadas, pero eso no le sirve de nada al actor. Eso de retenerse, comportarse, la prudencia son códigos sociales completamente inútiles para el trabajo del actor. Entonces si tú quieres hacer una escena todo eso te limita y bloquea. Son códigos que no nos sirven a los actores, pueden ser faltados, irrespetados constantemente y te da libertad para poder crear.

A su regreso al país obtiene el papel en Corazón Dominado ¿Qué recuerdos tiene de ese personaje?

Me llamaron, hice el casting y fui escogida. Juliana era una niña muy rebelde que soñaba, luchaba por sus ideales. Fue un papel con el que me llegué a identificar y lo recuerdo con mucho cariño, al igual que los chicos del elenco. Montañita es lo primero que se me viene a la mente, con Roberto (Manrique).

Un nuevo personaje de chica rebelde parecía seguirle...

Sí, eso pasó con la comedia Cosa seria. Allí también fui bastante rebelde, pero era distinto.

Sin embargo, después de ello se aleja de la televisión. ¿Qué hizo en ese tiempo?

Viajé a la Argentina para pasar unas vacaciones. Un día busqué en una guía el número de teléfono del canal argentino Utilísima, en el área de manualidades, para pedir una audición.

Aunque sin ninguna experiencia en la animación consiguió ingresar al canal, ¿qué considera usted le permitió pasar la audición?

Cuando llamé me preguntaron qué experiencia tenía y yo respondí que era actriz. Eso no significa que tengan que darme un espacio, debía ganármelo en una audición. Quizá pesó la firmeza con que sostuve la conversación.

En su regreso a Ecuador obtiene el papel de El exitoso licenciado Cardoso, ¿qué me puede decir de su papel?

Amanda fue un papel delicioso que lo gocé muchísimo. En él pude explayar mi lado más oscuro y eso es súper chévere.

Paralelo a ello se da lo de retomar el teatro, ¿cómo ocurre esto?

Durante las grabaciones de El exitoso Lcdo. Cardoso me puse a trabajar junto con Marcelo Gálvez en el libreto de la obra ‘Sopla’, con la que más allá de reencontrarme con el teatro descubro mi potencial como directora. También creé ‘Camerino Uno’, que es mi productora, junto a Carlos Idrovo e hicimos ‘Asesinando a Sara’, mi pasión de por vida. Para mí el teatro, la televisión y el cine son cosas completamente distintas, por el tratamiento que le dan a sus personajes.

Aquella faceta como directora la mantuvo alejada de las telenovelas durante dos años, pero ahora regresa con el papel de una prostituta en la serie Aída.

Se trata de Paz, una mujer que vive una doble vida y aunque pocos lo crean ella tiene muchísima paz en su interior. Es sorprendente que, a pesar de lo caótico que es su vida, la maneja de forma ligera. Me identifico con este papel porque es sumamente divertido, cada vez que me llevo el libreto a casa y me pregunto ¿ahora qué va a decir? Es cuando crees que ya la has conocido sale con algo nuevo, que te hace pensar que esta mujer está loca.

¿Con qué otros personajes se ha logrado identificar o encontrar similitudes?

No se trata de identificarse o no con el personaje. Cuando te dan un papel tienes que sacar tu verdad sobre él, porque el personaje eres tú. Así es como trabajo, si me escogen es porque tengo que buscar algo en mi interior que represente a ese personaje y explotarlo al máximo.

¿Se considera una persona camaleónica por los cambios que ha tenido en su carrera?

Más bien una persona con multipersonalidades. Bien puedo estar muy alegre, efusiva, como bien puedo ser súper seria o parca, depende de cómo me levante ese día y qué bueno es poder explotarlas, vivirlas a través de la actuación.

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