La empresa, que también se dedicó a la producción de discos y cassettes, fue considerada como una de las mejores de la región en sus primeros años de funcionamiento. Es única en su especie y fue construida con tecnología inglesa y norteamericana
Fediscos agoniza: empresa construirá un centro comercial
Hablar de la familia Feraud es hablar de una importante historia de la música ecuatoriana. Fueron los esposos José Domingo Feraud Guzmán y Porfiria Aroca de la Paz quienes abrieron la primera casa musical del país en Guayaquil (1916) con la venta de pianolas, equipos gramofónicos y demás instrumentos.
Para 1930, Feraud Guzmán gestionó y acompañó al Dúo Ecuador (Nicasio Safadi y Enrique Ibáñez Mora) a Nueva York para grabar el pasillo ‘Guayaquil de mis amores’, que marcó el inicio de la industria musical nacional, la cual se consolidó con la creación de Fediscos, el 11 de agosto de 1964.
Con el pasar de los años, los Feraud-Aroca fueron introduciendo en el mercado ecuatoriano la tecnología musical del momento, tanto en equipos de reproducción de audios como en cintas de casetes y láminas de acetatos, vinilo, disco óptico (disco compacto o CD), entre otros.
Fediscos se convirtió en la ‘casa’ de centenares de artistas locales e internacionales que utilizaron sus instalaciones para plasmar sus trabajos discográficos.
“Yo tenía 14 años cuando entré por primera vez a un estudio de grabación y fue en Fediscos. Era impresionante ver cómo todos los artistas de la época, unos consolidados y otros nuevos como yo, estábamos en un mismo lugar grabando, haciendo realidad nuestros sueños”, dijo Giselle Villagómez, quien grabó en ese estudio ‘El cardenal’, uno de sus primeros éxitos musicales.
Juan Ramón, exintegrante de la desaparecida banda Trovador Americano, quien grabó en esa disquera un EP, asegura que el profesionalismo del señor Feraud era impresionante. “Él se fijaba hasta en el mínimo detalle. Los artistas nos sentíamos respaldados porque era un hombre de mundo y sabía lo que era bueno para nosotros. Todos los artistas queríamos grabar en Fediscos. Ahí pasábamos varias horas grabando, esperando turno. El lugar era muy grande, cabíamos todos”.
Las instalaciones de Fediscos, ubicadas en el km 7 1/2 vía a la Costa, diagonal a Riocentro Los Ceibos, cerrará sus puertas el 4 de octubre próximo y sobre los 30.000 metros cuadrados de su terreno se construirá un centro comercial, cuenta Francisco Feraud Manzur, bisnieto del líder del clan familiar.
“El terreno ya no le pertenece a la familia Feraud desde hace 6 años. Los nuevos propietarios, al parecer, le vendieron a un consorcio el terreno y tengo entendido que van a construir un centro comercial”.
Desde 2009, Pancho, como le llaman sus amigos, se hizo cargo de Fediscos, que estuvo cerrado por cinco años por la baja producción de discos en el país producto de la “piratería”.
“Yo asumí el reto de resurgir la marca y doté el estudio con nueva tecnología y poco a poco fuimos implementando otras actividades para que el estudio se mantenga. Lastimosamente ahora tenemos esta situación, justo cuando estamos pasando por un buen momento. Hemos hecho mucho trabajo en estos años y cada vez vienen más artistas a grabar”.
Fotografía de 1928 del almacén J.D. Feraud Guzmán. En la gráfica aparece Marina González, cajera al lado de José Domingo Feraud y su hermano Raúl. Foto: Facebook de la familia Feraud
Actividades paralelas
Fediscos creó el circuito de eventos musicales ‘Mañana es lunes’, que presenta cada domingo variados artistas locales de diferentes expresiones artísticas y musicales.
“Aquí se han hecho desde exposiciones de arte, teatro, conciertos y demás eventos que aporten a la cultura de la ciudad y del país en general, porque aquí vienen artistas de todas partes del Ecuador. Todo esto es el resultado de un trabajo conjunto con gestores y músicos. Si se dan cuenta, no solo aquí hay un lugar alternativo cultural micro, en la actualidad hay más opciones, pero esta (Fediscos) está por cerrar”.
Otro de los servicios de la empresa es el alquiler de sus salas para ensayos. “No todas las bandas tienen un lugar dónde ensayar. Aquí lo hacen a precios cómodos y en el lugar idóneo. Aquí ensayan hasta grupos folclóricos y demás. Fediscos es un espacio cultural completo”.
Futuro incierto
Pancho Feraud asegura que por ahora no tiene claro qué es lo que hará con la demolición del lugar ni a dónde se mudará porque no cuenta con los recursos económicos necesarios para trasladar una infraestructura como la que él gerencia.
“En su estilo, es el único estudio de grabación del país y como pocos en el mundo, diseñado para grabar inclusive con una orquesta. De hecho, aquí se grabó una de las últimas versiones del Himno Nacional”.
Y es precisamente ese el valor agregado que tienen estas instalaciones, asegura. “Es una pena que, con todo esto, se está perdiendo una parte de la identidad musical de la ciudad y del país. Me molesta el concepto de progreso que tiene Guayaquil en la actualidad, el de quitar edificios históricos sin importarle la estética o la arquitectura de una casa legendaria. Perdemos mucho en identidad y si lo piensan bien, esto afecta hasta el turismo porque un extranjero que llega a la ciudad no le va interesar más conocer un edificio nuevo, que uno que guarda historia. La historia musical del país está en juego en estos momentos con Fediscos”.
Pese a ello, Feraud, quien es líder de la banda Abbacook, se mantiene con una “actitud positiva”, mientras analiza “las nuevas opciones que tendré a partir de ahora, porque no dejaré morir nuevamente Fediscos. Ya sea en otro lado, la marca no volverá a cerrar”.
Leyendas de la música
El director artístico de la agrupación chilena Wankara, Eduardo Pérez, lamenta la situación de Fediscos al considerar que es un “patrimonio invaluable de la música del Ecuador y Latinoamérica”.
“Obviamente hay un valor comercial, pero para mí, que soy músico y extranjero, que adoro Ecuador porque siempre me ha abierto las puertas, me entristece la noticia porque no se trata de un estudio cualquiera. Yo me acuerdo que cuando nosotros llegamos por primera vez a Guayaquil nos topamos con el mismísimo Julio Jaramillo en ese lugar. Fediscos fue la casa también de Carlota Jaramillo y de Los Brillantes. Ese lugar es invaluable”.
Pérez asegura que ese estudio de grabación no solo era importante para los ecuatorianos, sino para la industria musical de la región porque varios artistas internacionales fueron hasta esas instalaciones a grabar por su acústica “única”.
En el salón principal de esa disquera grabaron artistas como Alci Acosta, Wilfrido Vargas, Celia Cruz, Héctor Lavoe, José Luis Rodríguez el ‘Puma’, Guillermo Dávila, Kiara, entre otros.
Fediscos, además, era el único estudio en Latinoamérica autorizado para reproducir los trabajos discográficos de Frankie Valli, Olivia Newton-John, Donna Summer, entre otros artistas mundiales.
El director de Wankara recuerda además a los ingenieros de sonido Otto Franco y Adolfo Velázquez, quienes eran los responsables de todas las grabaciones que se hacían en la disquera. “Parte del éxito de Fediscos se lo deben a ellos porque eran expertos en lo que hacían. No solo se trata de Fediscos, sino de la gente que trabajó en ese lugar. Fediscos es un verdadero aporte para la música latinoamericana porque no existía un estudio como esos en ninguna parte”.
Anécdotas del lugar
Una de las anécdotas que recuerda Pérez sobre el estudio es que las grabadoras se las hacía en una máquina de cinta (aun se conserva en el lugar) y los cortes del rollo se pegaban con una cinta especial. “Un día los ingenieros (Franco y Velázquez) detectaron un sonido extraño y tuvimos que volver a grabar. Pasaba lo mismo una y otra vez, pero como ellos tenían buenos oídos se dieron cuenta de que se escuchaba un ronquido. Ahí descubrimos que en la sala de atrás estaba dormido y roncando uno de nuestros músicos”.
En esa misma sala, el músico ambateño, Medardo López, quien grabó en 1979 el álbum Tierra Mía, se quedó encerrado sin que nadie lo escuchara. “Realmente me asusté. Me moría de hambre. Cuando me descubrieron, yo literalmente estaba llorando”. (I)
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Julio Jaramillo regresó al país para grabar ahí
Dos años antes de que el cantante Julio Jaramillo falleciera, en 1976 volvió a los estudios de Fediscos para grabar un disco de vinilo por los 60 años de los almacenes de música J.D. Feraud Guzmán.
Feraud Manzur cuenta que su abuelo convenció al ‘Ruiseñor de América’ de grabar el álbum porque no quería hacerlo, sin que se supiera los motivos. Se cree que ‘JJ’ ya estaba cansado y enfermo. La prensa de aquel entonces lo criticó porque decían que ya no tenía la misma voz.
Sin embargo, Jaramillo demostró que su voz se mantenía intacta y volvió a grabar aquellas canciones que lo hicieron famoso en todo el continente. El álbum 60 años tiene canciones como ‘Fatalidad’, ‘Náufrago de amor’, ‘Odio en la sangre’, ‘Chica linda’, ‘Amada mía’, ‘Carnaval de la vida’, ‘Alma mía’, ‘Miedo de hablarte’, ‘El regreso’, ‘Arrepentida’, ‘Sendas distintas’, ‘De cigarro en cigarro’, ‘Dos medallitas’, ‘Nuestro Juramento’, ‘Mi ideal’, ‘Cuando llora mi guitarra’, ‘Pasión’, ‘El alma en los labios’, ‘El mendigo’, ‘Allí’ y ‘Felicitación’.
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Las voces de Los PibesTrujillo en los estudios
Han pasado más de 60 años desde que los hermanos Trujillo Echanique -a quienes llamaron los Pibes Trujillo- interpretaron la tradicional canción navideña ‘Dulce Jesús Mío’, que forma parte del folclor de la música ecuatoriana. Juan tenía 5 años y Luis 7, al momento de la grabación.
Recordar su infancia para estos hermanos es “muy duro”, puesto que sufrieron el maltrato de uno de sus tíos que se hizo cargo de ellos hasta que cambiaron “la voz” con la adolescencia.
“En nuestra vida siempre hubo dolor, fuimos maltratados desde muy pequeños, pero sabemos que el trabajo que hicimos en Fediscos ha marcado a los ecuatorianos porque no existe casa en época navideña que no escuche nuestras canciones. Lo hicimos con el corazón y creo que eso se siente. Recuerdo que todos los que estaban ahí se acercaron a vernos. No sentimos miedo”, afirma Juan.
El álbum tiene temas como ‘Claveles y rosas’, ‘Entre pajas y el heno’, ‘Ya viene el niñito’, ‘Lindo niño’ y ‘Duerme niño’.
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La canción 'Dale Barcelona' se grabó en los estudios principales en 1984
“Hoy tengo fiesta en el Modelo… porque juega Barcelona”, así reza el inicio de la canción ‘Dale Barcelona’ que a los 14 años escribió Juan Manuel Oleagoitia, nacido en Lima. De adolescente, Juan Manuel se sentía atraído por la afición torera cada vez que visitaba Guayaquil como parte de sus vacaciones escolares. Fue ahí cuando decidió escribir este tema, considerado un himno para los hinchas del Ídolo.
Pero no fue hasta 1984 cuando el tema fue grabado. Lo hizo en los estudios de música de Fediscos, el cual consideró uno de los lugares más importantes de la industria musical del país. En la sala principal del estudio grabó otros temas para los canarios, entre otros proyectos.
Oleagoitia regresó a Fediscos el año pasado para grabar una nueva versión de la canción con el grupo Droz. “Fediscos era una fábrica de primera línea y al director de la banda le conté la sorpresa que sentí al ver que ahora no es ni la sombra de lo que fue en 1984. Ese entonces, había vida y ahora desde la entrada se ve una soledad que nunca antes existió”.
Al llegar al lugar vio que aun se encuentra una caseta en donde se vendía sánduches de todo tipo y que todos los artistas salían a comer ahí después de largas jornadas de grabación. “Ahora no hay nada de eso y me parece tremendo que dejen morir un lugar así. Fediscos significó mucho para varias artistas como yo y creo que lo que está pasando ahora es impensable”, puntualizó el músico.
"Un estudio de grabación de grandes dimensiones en un país subdesarrollado"
David Hawkins, de East Lake Audio, empresa de consultoría y diseño acústico con sede en el Reino Unido y que cuenta con 400 instalaciones en más de 40 países, recuerda los inicios de Fediscos.
La empresa comenzó como una planta de registro, en 1966. En aquel entonces contaba con tres viejas prensas y cuatro empleados. Su operación se limitaba a presionar botones. Al poco tiempo y con la asesoría de su empresa, Fediscos quedó completa con la instalación de un estudio de grabación, salas de corte de discos, mezcla de compuestos, departamento galvánico, prensa de discos y una máquina de duplicación de cassette. También tenía una imprenta, una estación de radio y su propio moldeo de inyección, entre otras cosas. “La fábrica tenía más de 200 personas trabajando en el lugar”.
La construcción e instalación del estudio de grabación de 24 pistas, tomó alrededor de 21 años por las dificultades ajenas a sus acciones. “East Lake proporcionó el diseño y envió a un experto para supervisar el trabajo y se contrató mano de obra local”.
Los problemas empezaron cuando no pudieron encontrar “madera blanda” local para el estudio. “Asumimos que Ecuador, al ser un importante proveedor de madera fina, podría darnos lo que necesitábamos. No fue así. Trajimos la madera de otro lado, pero las leyes de importación nos dificultaron el proceso. Para obtener la licencia de importación apropiada tomó siete meses de papeleo. Muchos de nosotros tuvimos que viajar ida y vuelta a los Estados Unidos en busca de los suministros necesarios. El paquete electrónico fue suministrado por Estemac Peruana S.A., un representante de fabricantes con oficinas en Lima, Sao Paulo y Hamburgo”.
Los equipos que trajeron fueron un registrador MCI J H-I 14 -24 con AutoLocator, dos máquinas de 1/4 de pulgada, un MCI J H - 636 - 28, una consola J H -50g 600 de automatización, una máquina de reducción de ruido Dolby para todas las pistas, un sistema de monitoreo de East Lake, compresores y ecualizadores gráficos 527A, micrófonos, auriculares y equipos de prueba.
“Para Fediscos fue algo grande. Tuvimos que traer a ingenieros estadounidenses para que capacitaran al personal local porque no sabían cómo operar nuestra tecnología”.
En agosto de 1981, MCI (la empresa más grande de audio de aquel entonces) seleccionó a Fediscos para su primera edición latinoamericana sobre técnicas de grabación y mantenimiento con la participación de ingenieros de sonidos de Venezuela, Colombia, Perú, Chile, Brasil y Bolivia. “Fue un gran éxito y el inicio de una serie de seminarios por toda América Latina.
La construcción de un estudio multipista en un país subdesarrollado demuestra la visión y el avance a los que se enfrentaba la música ecuatoriana. Era sorprendente”. (I)