Las celebraciones son oportunas para revisar lo hecho hasta el momento. Y hoy Guayaquil festeja un año más de su fundación española. Son 480 años de duro bregar y de construir no solo una urbe, sino una identidad con diversidad y sentido profundo de progreso. A pesar de eso aún hay problemas que resolver con urgencia. Los principales: superar la pobreza y alcanzar niveles de igualdad, equidad y dignidad para todos sus pobladores. No solo se trata de entregar servicios públicos, calles o bordillos porque en las ciudades contemporáneas hay nuevas demandas y retos colectivos. Y con todo y eso no se puede dejar de priorizar la lucha contra la pobreza en todas y sus más variadas expresiones. Sin resolver ese drama ni el turismo ni la vida cultural adquieren un valor por sí mismo. Guayaquil y sus habitantes han dado mucho, solo hace falta más estímulo desde las políticas locales para reverdecer sus espacios y amplificar los escenarios de la cultura y el entretenimiento, para despoblar los malls como los lugares de encuentro. Festejemos a nuestra ciudad debatiendo estos temas con altura. (O)
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