A propósito de los proyectos de ley de herencias y de plusvalía, tema que ha sido motivo de marchas por parte de ciertos sectores de oposición liderados por políticos conocidos como la vieja partidocracia, que intentan recuperar el terreno perdido a base de mentira, desinformación, confusión y violencia, hay que decirles: ¡Que nadie se engañe! Ellos hacen creer que las leyes (herencia y plusvalía) perjudican a la clase pobre y media de la población. Incluso ahora se dan golpes de pecho alegando defender a las clases populares, las mismas por las que jamás se preocuparon cuando ellos gobernaron, por el contrario, los ricos eran más ricos y los pobres cada vez más pobres.
Es preocupante ver la clase de cinismo de ciertos políticos que dicen con tanta frialdad que se están metiendo con algo sagrado, que es la familia.
Les recuerdo que ellos fueron responsables del feriado bancario de 1999 y, por ende, de la crisis económica del país, la cual destrozó a las familias ecuatorianas, produciendo así la migración de miles de ecuatorianos dejando a sus padres, madres, esposos, esposas, hijos e hijas en total abandono, tristeza y desesperación. Pregunto yo: ¿qué hicieron ellos?, ¿dónde estaban?, ¿saliendo a marchar? Me refiero a los que hoy dicen defender a las familias.
La memoria es a veces muy frágil, sin embargo, basta con solo ver el pasado para darnos cuenta de los cambios que se han realizado a nivel nacional, y aún falta mucho por hacer. Mientras tanto, los que se oponen siempre estarán en descontento con todo lo que hace el Gobierno central, una muestra de aquello son las diversas marchas injustificadas y sin fundamento alguno para demostrar que las leyes perjudican al pueblo. Lo que quieren es desestabilizar al Gobierno y con ello provocar un golpe de Estado, derrocando así a un mandatario que ha sido elegido democráticamente.
Las leyes propuestas por el Presidente buscan la redistribución equitativa de la riqueza y la justicia social para con ello acabar con la evasión de impuestos y el enriquecimiento ilícito. Pero como siempre los grupos de poder económicos del país se sintieron afectados asegurando que el Gobierno les quiere quitar sus herencias. Aquí nadie les quiere quitar nada, al contrario, devuelven un poco de los años que nos quitaron. ¿Y qué nos quitaron? Una educación de calidad, buena salud pública, salario justo, afiliación al Seguro Social, estabilidad laboral, jubilación digna, utilidades, décimos, inclusión social, etc.
El llamado al diálogo está abierto y no se trata de quién pierde o quién gana, se trata de que todos los sectores del país participen de forma democrática, pacífica, con iniciativas y con propuestas, con argumentos válidos, pero siempre en beneficio de las grandes mayorías. No oponiéndose por capricho o por odio ni tratando de defender intereses propios con irrespeto, mentiras y violencia. ¡Que nadie se engañe!
Roberto Silva León
