El papa Francisco tiene palabras impactantes. Considera a la Tierra como nuestra casa y que nosotros no la sabemos cuidar, la llenamos de inmundicias. El papa Francisco es un profeta de nuestros tiempos, predice las catástrofes espeluznantes y estas cosas no pueden verse con ironía.
Tenemos guerras en las que a las partes no les interesa cuidar el ambiente y cuidar a los demás débiles. Dice que debemos salir de la espiral de autodestrucción en la que nos estamos sumergiendo. El Papa rechaza el afán excesivo de la riqueza. Leonardo Boff dice que la encíclica papal debemos leerla con verdadera ansia y entusiasmo, estoy atento —expresa— a todo lo que sale de la boca, de los gestos y de las actitudes de Francisco, el obispo de Roma, por gracia de Dios para los latinoamericanos, él es nuestro Hermano Mayor.
Toca las llagas del sistema criminal, perverso, injusto, egoísta, avaro, ambicioso y codicioso que es el capitalismo.
Z. Bauman dice: “Hemos pasado de una sociedad con mercado a una sociedad mercado”.
Yanis Varoufakis señala: “Cada día hay menos bienes y más mercancías”. Dice el Papa: “La tradición cristiana nunca reconoció como absoluto o intocable el derecho de propiedad privada. La solidaridad, que se vive con libertad y conciencia es liberadora”.
Las razones de Alabado seas cae como un balde de agua fría en nuestro Ecuador egoísta que se rehúsa a pagar impuestos, pese a que es un mandato bíblico (Mateo 22,15-22) cuando Cristo dice: “Den al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios,” cuyo mensaje es que debemos cumplir con las leyes de Dios y de los hombres. (Mateo 17, 24-27, Marcos 12,13-17, Lucas 20,20-26).
Tanto en la exhortación Evangelii gaudium como en Laudato si’, Francisco realiza diversas críticas al poder económico en la actual situación internacional.
Los pobres y olvidados tienen centralidad en algunas preocupaciones del Papa. Él ve que la causa productora de la desigualdad, de opresiones y miseria generalizada está en la forma en que tratamos a la naturaleza, explotándola en función de la acumulación de unos pocos a costa de las grandes mayorías.
Un analista de la cadena norteamericana Fox New, Greg Gulfer, llama a Francisco “la persona más peligrosa del mundo por sugerir que el cambio climático es un problema real. Estas personas tienen miedo a la verdad. Porque tienen que mantener sus privilegios. Ponen delante sus intereses egoístas, mayormente económicos. Su lema es la codicia es buena. Es un ideal. Es un ideal mezquino, sin grandeza y en el fondo inhumano hacia los demás. Estos grupos han perdido el sentido de humanidad y de respeto a la tierra que nos da todo lo que necesitamos.
Luis Ramón
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