En 9 años, el Gobierno subió entre 400% y 500% el salario de los uniformados
El Estado cubrió el 80% de los $ 3.340 millones pagados en pensiones militares
En 2011, pese a la llegada de un exmilitar a la Presidencia del Perú (Ollanta Humala), los miembros de las FF.AA. de ese país lograron limitadas mejoras salariales. Eso a su vez se vio reflejado en las bajas pensiones jubilares, especialmente del personal de tropa.
A los militares peruanos se les aumentó la tasa salarial en un tramo de 5 etapas. Sobre el ingreso bruto se calculó un incremento de $ 330 divididos en 5 entregas.
Sin embargo, lo que no se advirtió desde el Gobierno de Humala es que el aumento no se lo realizaría de forma directa a la tasa de ganancia, sino en forma de bonos o compensaciones. Es una estrategia que llegado el momento de retiro del personal afectaría sustancialmente a la jubilación, pues esta se calcularía a partir del ingreso neto, es decir, el mismo sueldo de hace 4 años.
Eso es ahora motivo de reclamos. El personal activo y pasivo de la tropa exige una homologación salarial y “sincerar” los aumentos, de tal forma que estos cuenten al momento de fijar pensión de retiro.
En el caso de Ecuador, en 9 años de Gobierno de Rafael Correa, el incremento de los salarios en las FF.AA. se ha visto también reflejado en el aumento de entre 400% a 500% en las pensiones de retiro. Así lo confirmó el ministro de Defensa, Fernando Cordero.
Sin embargo, se han beneficiado especialmente los altos oficiales que pasan al retiro. Por esa razón los representantes de los militares pasivos piden que se aplique una homologación que beneficie también a la tropa.
En el Gobierno de Rafael Correa se corrigió, en gran medida, el error que implicaba dar bonificaciones y compensaciones por antigüedad o condecoraciones al personal de las FF.AA.. Ese dinero no ingresaba a la masa salarial con la que se calculan las futuras pensiones.
Eso se ve reflejado en la tabla de salarios que rigió en la última década. Por ejemplo, en 2006 un soldado tenía un sueldo mensual imponible de máximo $ 118, mientras que en 2007 (al inicio del actual gobierno), se incrementó a $ 520. En 2008 pasó a $ 656; en 2009 y 2010, a $819. En 2011 subió a $885; y desde 2012 hasta la fecha se paga $ 933 mensuales.
En el caso de la alta oficialidad, un general del Ejército tenía en 2006 un sueldo máximo de $ 1.233, mientras que en 2007 subió a $ 3.583. En 2008 incrementó a $4.389, mientras que en 2009 y 2010 lo hizo a $ 4.830. En 2011 la cifra se ubicó en $ 5.200 y desde 2012 hasta 2015 fue de $ 5.481.
Los incrementos se dieron para todos, según los grados y sueldos (ver gráfico), pero benefició a quienes más ganaban. Esto también se evidencia ahora en las pensiones.
Según el ministro de Defensa, Fernando Cordero, es solo durante este Gobierno que los salarios de los militares en servicio activo se han incrementado significativamente.
Es por ello que el funcionario resaltó: “Esta revolución salarial propiciada por el Gobierno generó adicionalmente una revolución en las pensiones de retiro militar”. En este Gobierno, además, los uniformados se han beneficiado de otros aspectos como la inversión estatal en viviendas fiscales y la construcción de unidades militares desconcentradas.
Según cifras del Ministerio de Defensa, en salarios el Gobierno dispuso en estos 9 años un aumento de entre 400% y 500% más beneficio para los 41 mil militares. Para el pago de pensiones militares se han requerido $ 3.340 millones, de ellos el 80% provino del Estado. (I)
Homologación inició en 2006
La dolarización afectó a los jubilados
Pablo Terán, vicepresidente de la Confederación de Militares en Servicio Pasivo (que agrupa a alrededor de 35 mil exuniformados), preside la Asociación de Combatientes del Cenepa. Al ser consultado sobre el pedido de homologación salarial, dijo que la Ley señala que cuando se aumente el salario al personal activo, se hace lo propio con las pensiones de los retirados.
Sin embargo, destacó que cada vez que existen aumentos, se registra una brecha tremenda en el personal de tropa que se retiró hasta mayo de 2006. Puso como ejemplo el caso de un general que gana $ 5.000, a quien si se le aumenta el 10% recibe un valor adicional de $ 500. “En mi caso (exsargento primero retirado antes de mayo de 2006), solo subo $ 50. Cada aumento abre una brecha terrible contra la tropa”.
Indicó que la desigualdad en esa “mal llamada homologación” se evidencia desde 2006 porque el entonces presidente, Alfredo Palacio, no realizó un estudio técnico, sino que “efectuó el alza mediante decreto y presionado por diputados del Partido Social Cristiano (PSC)”. Frente a ello, ¿qué plantean los miles de militares en servicio pasivo? Terán reconoce que no se pueden rebajar los beneficios, pero sí congelarlos.
Para él, la pensión de alguien que gane más de $ 2.000 no debería seguir subiendo. Quiere una reforma que beneficie al personal de tropa “para que los viejos soldados tengamos una pensión digna”.
Un sargento primero actualmente gana un sueldo de $ 1.462 al mes, pero cuando se retira, con 23 años de servicio, recibe un promedio de $ 1.200. En cambio -según Terán- “la tropa vieja, que salimos con 25, 26, y 27 años de servicio, no pasamos de ganar unos $ 650”.
Otra diferencia radica en el tiempo en que se jubilaron los militares. Quienes se retiraron después de junio de 2006 aportaron la mayor parte de su vida en dólares, por ello reciben más, mientras que quienes pasaron al servicio pasivo hasta mayo de 2006 aportaron más en sucres y por ello reciben menos. “La homologación se realizó por presiones al expresidente Alfredo Palacio y del PSC, por lo que no se consideraron los pasivos que habían hasta ese entonces. Pero los generales antiguos a la final ganan entre $ 2.800 a $ 3.000 y no les afecta, y no han reclamado porque tienen sus prebendas o llegaron a tener haciendas, fincas, casas; en cambio, al personal de tropa de las FF.AA. sí nos afectó”, concluyó.
Las diferencias entre las pensiones ha sido cuestionada también por el presidente Rafael Correa, durante intervenciones y enlaces ciudadanos. (I)