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La clave: cuidar y también cuidarse uno mismo

La clave: cuidar y también cuidarse uno mismo
11 de julio de 2015 - 00:00

El cuidador no tiene que esperar a sentirse exhausto para preocuparse de su propio bienestar, sino que éste tiene que ser una prioridad, algo que le dará fuerzas para continuar y le ayudará a prevenir sentimientos de soledad, y aislamiento, ansiedad y depresión.

Dormir: Las horas de sueño determinan nuestro estado de ánimo y salud. Con frecuencia, el cuidador tiene que atender durante la noche. La planificación de las actividades o la participación de otros familiares puede minimizar estos efectos, e incluso permitir que el cuidador descanse algunos momentos durante el día.

Hacer ejercicio: La necesidad de realizar ejercicios para el cuidador y para personas adultas mayores permite mejorar el sueño, fortalece el sistema cardiovascular y respiratorio, la relajación, incrementa la resistencia muscular, favorece la agilidad, la flexibilidad corporal, el equilibrio y la coordinación. El simple hecho de andar o ir en bicicleta puede comportar beneficios importantes para la salud del cuidador.

Seguir una dieta equilibrada: Comiendo alimentos sanos y respetando los horarios. El  diseño de un plan de acción puede ayudar a seguir un horario.

Evitar el aislamiento: A menudo el cuidador deja de realizar las actividades que las hacía anteriormente. Las horas de dedicación reducen la posibilidad de compartir momentos con otras personas, que conduce a estrés, ansiedad o agotamiento. Es importante que el cuidador mantenga las relaciones sociales que le son gratificantes, manteniendo una red social significativa, y pidiendo apoyo emocional y entretenimiento a otros familiares y amigos.

Mantener aficiones e intereses: Es importante que el cuidador mantenga un equilibrio entre las propias necesidades e intereses personales y las obligaciones que implica su rol de cuidador. Las aficiones son una manera de evitar el aislamiento, a la vez que aportan  aspectos gratificantes y positivos.

Salir de casa: En muchas ocasiones, el cuidador y la persona dependiente comparten domicilio las 24 horas del día. Es importante buscar la forma en la que la separación física entre los dos se haga efectiva, aunque solo sea durante breves intervalos de tiempo. Pedir ayuda de un familiar o amigo, dirigirse a los centros de servicios sociales del barrio, asociaciones de voluntarios, ayuda a domicilio, etc.

Descansar: No siempre es posible abandonar el domicilio durante un breve período de tiempo. En estos casos puede ser útil practicar algunas técnicas de relajación, pensar en algo agradable o darse un capricho. Siempre que sea posible, se recomienda pasar un rato en una habitación distinta a la que se encuentra la persona que cuidamos. (I)

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