A unos 7 kilómetros de la zona poblada de Manglaralto (Santa Elena), en el trayecto de la Ruta del Spondylus, se encuentra la comuna Dos Mangas, rodeada de frondosa vegetación, gran diversidad de flora y fauna. Es el resultado positivo de una apuesta de sus pobladores por el turismo sustentable.

Sus inicios se remontan a 1937, cuando la agricultura estaba en auge. Los ciclos de invierno comenzaban normalmente en diciembre o enero. Por eso los primeros pobladores vivían totalmente de sus cosechas. Una bonanza que se extendió hasta la década del ochenta, cuando las lluvias empezaron a escasear.

Fue entonces que los agricultores cambiaron su actividad y se convirtieron en depredadores del bosque. Talaban los árboles y los vendían. “Era la única fuente de ingresos que teníamos”, dice Sandro Tigrero, quien admite que también era un deforestador.

En la década del noventa, antes de la dolarización, cuando ya se había perdido el 80% del bosque, el Ministerio del Ambiente y Fundación Natura ejecutaron un plan de manejo sustentable, que consistía en la reducción progresiva de la tala de árboles.

Por cada hectárea reforestada los agricultores recibían 77 mil sucres. Así se destinaron a la conservación del bosque 2.840 hectáreas de las 4.945 que conforman el área comunal. Se cultivaron árboles maderables, entre ellos el Fernán Sánchez y el guayacán; y especies de plantas primitivas, como helechos y musgos, explica Sandro durante el recorrido por el bosque.

Desde entonces la mayoría de los 1.250 habitantes de Dos Mangas se dedica al desarrollo turístico, actividad que en el último año atrajo a 2.822 personas que visitaron los 2 principales atractivos naturales: el Sendero de las Cascadas y el Sendero de las Piscinas, que se recorren en largas caminatas —de al menos 4 horas— o mediante cabalgatas dirigidas por guías especializados.

El Sendero de las Piscinas —o pozas, como es llamado por los comuneros— se encuentra entre las montañas de la cordillera Chongón-Colonche y tiene 3 kilómetros. Se llama así por las 24 piscinas naturales que se hallan en el bosque. La más grande tiene 4 metros de profundidad y es de agua dulce con temperatura agradable, por lo que muchos turistas toman un baño.

En el otro sendero, de 4 kilómetros, se observan cascadas que en época de verano tienen poca caída, de hasta 1,80 metros, pero debido al invierno aumenta el caudal del agua y pueden llegar hasta a 20 metros de alto.

En el trayecto se observan sembríos de paja toquilla, caña guadua, hortalizas, árboles frutales y flores, como orquídeas, bromelias y heliconias.

Además, es posible ver ganado que pasta apaciblemente. Cada 28 de abril celebran la Fiesta del Buen Pastor. Realizan actividades deportivas, sociales, incluso un baile que se prolonga 3 días, en los que comparten las familias y los amigos.