Algunos casi son desconocidos y cuando salen a la palestra pública no dicen nada de interés. Muy pocos sustentan unas tesis que no solo hacen eco de su binomio sino que también perfilan un rol más protagónico en la gestión.
Lo cierto, por ahora, es que esos personajes quedan en deuda con una buena parte del electorado. Sobre todo aquellos y aquellas que “se inician” en la política sin ninguna preparación filosófica, académica e ideológica. No esperamos que todos sean graduados de reconocidas universidades ni que cuenten con pergaminos de oro, sino que por lo menos tengan claro en qué país están y qué quieren hacer de él en caso de asumir el cargo, el segundo más importante.
Lamentablemente, en el caso de las mujeres, parece que sus binomios no les dan el protagonismo necesario para promocionar sus tesis o como estrategia con ese bajo perfil pierden la opción de valorar el rol de las mujeres en la política. El tema es complejo, pero por ahora se percibe que no se asume en la época que vivimos, donde las mujeres no solo tienen otros y nuevos roles, sino que a los “antiguos” les han resignificado con contenidos y matices para apuntalar un cambio cultural verdadero.
La Vicepresidencia de la República ya es una institución que ha dejado atrás tristes roles y ahora convoca a nuevas tareas. Y por lo mismo hay que exigir de los candidatos respuestas y propuestas claras para entender por qué están en esta campaña. Por suerte dos candidatos a ese cargo, en cierto debate, evidencian que entienden para dónde quieren ir, aunque sea con pensamientos contrarios, para provocar la atención y el interés de los electores.
De ahí que sea esta también una prueba para los movimientos políticos para entender el valor de la formación y la promoción de cuadros, de las nuevas generaciones, en esta democracia.