Por pura responsabilidad cívica, política e histórica, quien denuncia un delito electoral debe hacer la demanda correspondiente. Pero ese no es el caso de Guillermo Lasso y Andrés Páez. Los dos aspirantes al mayor cargo institucional del país siguen en la prensa comercial denunciando un fraude y anticipando que habría otro el 2 de abril. A la vez señalan que no hubo uno el 19 de febrero gracias a que la gente estuvo en las calles, pero no hay una sola demanda ni electoral ni judicial de lo que denuncian.
¿Qué revela este comportamiento? ¿De dónde nace esta práctica de acusar y no denunciar? Posiblemente haya una sola explicación: no existen pruebas. Pero puede haber otra: justificar la derrota electoral sin mayor explicación. Lo de fondo es que hay un irrespeto a las instituciones, a la ley y al mismo electorado.
La democracia nos ha costado mucho; salir de las dictaduras y luego de las prácticas de la partidocracia ha sido un proceso largo y agotador. Por lo mismo no es ético, no es sano ni sensato seguir en la misma actitud de siempre para manchar la democracia y con ello suplir el voto popular por el escándalo mediático, manchando la honra nacional. (O)