La calle Panamá no sale del coma urbano
El pausado flujo vehicular marca las mañanas de la calle Panamá, a la altura de Imbabura, donde se construye la Casa Teatro Zona Escena.
A las 09:00, locales como El Capi (hamburguesas) y El Mono Goloso (panadería), ubicados en la transversal de la Luzarraga, agitan medianamente la zona gracias a sus ofertas.
El movimiento en el circuito bancario (desde la calle Roca) sube cuando los comensales visitan restaurantes como Guayé o La Barca Azul, por su variado menú.
Comerciantes, ejecutivos, médicos, abogados, docentes y estudiantes de la Universidad de las Artes (UArtes) son los protagonistas de un vaivén que cesa aproximadamente a las 18:00.
A partir de esa hora, la calle Panamá entra en un estado de coma. Se vuelve oscura, el tránsito de autos es escaso y se siente la ausencia de policías.
El ingeniero José Sánchez, propietario de Viva la Música, se siente afectado por esta situación que no le ha permitido recuperar la inversión que ha hecho en su bar, inaugurado hace cuatro meses.
Maneja un concepto ambiental de pop, rock progresivo y música experimental europea. Además presenta música en vivo y realiza muestras de arte urbano en su local.
El Museo del Cacao, ubicado en la Imbabura, se inaugurará en septiembre (foto).
Para él fue tortuoso tramitar los permisos legales y pagar las onerosas tasas de servicios que no brindan incentivos ni beneficios al empresario turístico.
Recalca la tasa solicitada por Interagua para constatar que su negocio requiere de trampa de grasa.
“Esto debe ser aplicado a los que tienen un restaurante, ahí se justifica, pero yo soy bar. ¿Por qué pagar eso?”, cuestiona Sánchez.
Menciona las incongruencias de las inspecciones públicas, realizadas sin previo aviso.
Además critica el límite establecido de 50 decibeles de la prueba de impacto de ruido exigido en su categoría. “En vez de ser amigables con el inversionista local hacen todo lo contrario y nos espantan con engorrosos trámites que parecen nunca terminar”, reprocha.
Para el fotógrafo Ricardo Bohórquez, residente del sector, este caso no es aislado, lo que ha causado, a su criterio, la desaparición de otros negocios y con ello la agonía de la calle.
“A la Zona Rosa la hicieron fracasar porque les han cambiado las reglas a los dueños de los locales. Pareciera que la regeneración fuera una forma de apropiarse del espacio público para tumbar negocios”, opina el artista.
Cuenta que dos bancos le negaron el crédito para la compra de un departamento de más de 20 años, cuando los edificios de la zona datan de la década del 80.
Recuerda que hace 30 años el centro tenía una población estimada de 750.000 personas, a diferencia de ahora, con sus 250.000 residentes.
Cree que esta deserción está ligada a unas ordenanzas que impiden que los negocios sean atractivos.
Critica aquella que impide la colocación de sillas y mesas en la parte exterior de bares y restaurantes.
“La cultura del guayaquileño es hacia la calle, abierta, transitando por la noche, es absurdo”, opina.
Piden cambios en la zona
María José Salinas, dueña de El Colonial (Rocafuerte e Imbabura), ha tenido acercamientos con el Municipio por la falta de patrullaje de metropolitanos y por los horarios de cierre, con nulos resultados.
Sostiene que la administración pasada no socializaba sus proyectos urbanísticos. “Somos los últimos en enterarnos de algún cambio”.
El Colonial, administrado por sus padres en la década del 70, ha sido reinventado a lo largo de décadas con estrategias.
Al igual que Sánchez, ella apostó por recitales en vivo y el concepto de la tertulia “after office”, pero los horarios no ayudan a reactivar la zona.
La escultura del Canillita está ubicada en la calle Tomás Martínez (foto).
“El Municipio no quiere establecer nuevos horarios. Además debería ofrecernos más protección a quienes le apostamos al turismo nocturno en el centro”, reclama.
Ante estos aspectos, Gloria Gallardo, presidenta de la Empresa de Turismo y Promoción Cívica, advierte que van a intervenir y a reactivar el sector bajo una planificación.
“La calle Panamá tiene un proyecto importantísimo que se está desarrollando y que la alcaldesa Cynthia Viteri dará a conocer tan pronto como lo podamos presentar”, explica.
Anuncia la realización de una consultoría urbanística que desarrollaría la topografía de la zona, el uso de suelo y el inventario de las compañías propietarias de edificios abandonados.
“Ya tengo toda la información y sobre la base de ello haremos una consultoría para planificar cómo corresponde la hoja de ruta con un urbanista encargado”, informa.
Luego de esto dice que aplicarán cambios en las ordenanzas para desarrollar el turismo sustentable del sector. “Así podremos reactivar la calle Panamá y convertirla en un Paseo de Artes, Cultura y Gastronomía”, vislumbra. (I)