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El Telégrafo

La crisis nos pasa factura por la falta de previsión y ahorro

17 de mayo de 2020

En un sondeo virtual realizado por este diario, el 62,6% de los participantes dijo que no ahorraba nada como previsión ante una emergencia como la actual; el 11,8% aseguró que guardaba un 20% de sus ingresos; el 9,8%, el 10% y el 15,8%, menos del 10%. Los expertos en finanzas personales aconsejan que las las familias ahorren de modo permanente, al menos, el 10% de lo que ganan.

El hecho de que un 62,6% de personas no guarde dinero explica, en parte, las dificultades por las que atraviesa un sector del país debido a la suspensión de actividades económicas para contener al coronavirus. Simplemente viven el día a día y cuando tienen dificultades enfrentan situaciones complejas.

El porcentaje explica, también, la feroz oposición expresada en redes sociales a la idea de que los ciudadanos y las empresas aporten de manera proporcional una parte de sus ingresos y ganancias, respectivamente, como planteaba en un inicio la Ley de Ayuda Humanitaria, aprobada la noche del viernes por la Asamblea Nacional. Si no soy capaz de ahorrar un porcentaje pequeño de mis recursos de manera mensual, tampoco estaré dispuesto a entregar parte de mis ingresos por nueve meses, aunque esto implique $ 2, $ 6 o $ 10. Y por ello, el capítulo referido a las contribuciones fue retirado a pedido del presidente de la República, Lenín Moreno, de la normativa aprobada.

Desafortunadamente, lo que ocurre a nivel personal se replica también en el plano estatal. La epidemia del coronavirus sorprendió al país en medio de una crisis económica muy seria: sin ningún fondo para emergencias, pues el anterior presidente, Rafael Correa, era alérgico al ahorro; tanto que tras el terremoto de abril de 2016, el país tampoco tuvo recursos propios para afrontar esa situación y debió acudir a la solidaridad ciudadana y al endeudamiento. Asimismo, Correa entregó el Gobierno con una deuda de alrededor de $ 60.000 millones, algunos de cuyos plazos empiezan a vencer. Y, además, en una situación de continua baja del precio de petróleo. Posición bastante complicada, por falta previsión y ahorro. (O)

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