“Ecuador no tiene un comisionado desde hace 15 años ante la CIDH”
El presidente de la Corte Constitucional, Patricio Pazmiño, ofrece su opinión sobre la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y analiza la salida del país de ese organismo.
¿Ecuador puede en algún momento no reconocer a la CIDH? ¿Qué implicaciones traería esta decisión?
Hay alrededor de siete países de la región que son los únicos que han suscrito todos los instrumentos interamericanos, pero hay muchísimos países, la gran mayoría del Caribe, que no reconocen al sistema pero son parte de él. Y vaya a ver ahora Jamaica y Barbados, que no aceptan a la Comisión, pero tienen delegados en la misma. EE.UU. tiene una delegada que fue presidenta de la Comisión. Eso deja ver un desbalance porque hay estados que se someten integralmente al sistema y que no tienen comisionados. Ecuador, por ejemplo, no tiene desde hace 15 años un comisionado en la CIDH.
¿Por qué?
El último fue el finado Julio Prado Vallejo. Por la pérdida de interés de los estados al sistema.
¿El qué más paga manda?
Fue la primera vez, en cuatro decenas de años que se reunieron los países en Guayaquil. Esto es un mandato, el estatuto dice que todos los países tienen que reunirse anualmente y no lo han hecho nunca, porque a esos gobiernos los derechos humanos no les interesaba. También hay responsabilidad de los estados, si no participan, si no invierten, el organismo actúa bajo presiones hegemónicas no solo de un gobierno, sino de un pensamiento y de concepciones.
¿Podría Ecuador desconocer la CIDH y fortalecer entidades en la Unasur y Celac?
Hay estados que sin reconocer a la CIDH actúan dentro de ella. Ecuador tiene facultad y pleno derecho. Alguna vez dijeron esto y pensaron que era una barbaridad.
¿Qué implicaciones traería la salida del país de la CIDH?
Lo que pasa es que para salir del sistema -depende de cómo sea- se debería denunciar la Convención Americana o el estatuto para quedar fuera de ese ámbito. Pero la historia nos demuestra que los países que están fuera del ámbito siguen actuando. De pronto si Ecuador decide denunciar esto, se pone en el mismo estatus de EE.UU. Y de pronto nos va mejor allí porque nos pueden nombrar miembros de la Comisión, sin ser parte de la CIDH, como EE.UU. No es un problema estar o no dentro de la CIDH. Estas instancias terminan siendo del statu quo o estate quieto. Jamaica o Martinica están por fuera y van a reelegir a sus comisionados y a Ecuador que está dentro le dicen país malo.
La permanencia de la CIDH termina siendo de utilización mediática. Están por fuera, pero se benefician y los que estamos dentro no tenemos opción de tener como Estado un comisionado y un juez en la Corte Interamericana. El último juez fue Hernán Salgado Pesántez, en la época de Jamil Mahuad.
¿Qué tan factible sería fortalecer un sistema de derechos desde Unasur, Mercosur y Celac?
Mercosur, Celac y Unasur tienen el gran desafío de repensar la ideología de los derechos humanos. Porque en el sistema actual es más fuerte el “establishment” de los derechos de primera, segunda y tercera generación. Esta comisión, al final del día, es de corte político, que termina haciendo “lobby”.
Los comisionados de los países no son jueces que llegan allá. Y si dictan medidas depende de la correlación de fuerzas. Eso desnaturaliza un órgano jurisdiccional. Vemos el caso europeo, se eliminó la Comisión y ahora se llama Tribunal.
En 2012 busqué participar en la entidad. No fui calificado y jamás me explicaron cuáles fueron los criterios de selección y declararon los resultados de carácter reservado.
Tuve varios correos en donde me descalificaban porque me veían como miembro de un país “malo”.