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El Telégrafo

La campaña electoral

16 de enero de 2013

Nuevamente en campaña electoral y, por ello, nuevamente los ciudadanos haremos acopio de toda nuestra paciencia para soportar y lidiar con la gran cantidad de mensajes que, con pocas excepciones, caen en el ridículo círculo de las promesas demagógicas, pretenciosas y, por supuesto, sin visos de posibilidad de cumplimiento.

Soy un convencido de que el pueblo ecuatoriano ha madurado lo suficiente como para discernir entre el grano y la paja; lo suficiente como para descubrir los interiores y la verdadera intención que existen en las propuestas de los candidatos y, sobre todo, aquellas que se refieren a la rebaja y/o supresión de impuestos. Qué frescura y cinismo de los “cara e’ tucos” de siempre. Otra vez pretenden al país y sus recursos a su antojo, otra vez se aprestan a las componendas legislativas para enriquecerse aún más.

Otra oferta que, de cumplirse, provocaría un serio problema de retroceso en las políticas públicas relacionadas, es aquella de la supresión de los exámenes de ingreso a las universidades. Tamaña demagogia y tamaño insulto a la inteligencia de los votantes ecuatorianos.

La supresión de los exámenes de ingreso significaría, nuevamente, la pérdida de ingentes recursos económicos, la mediocridad de enseñanza-aprendizaje en las universidades públicas y la desaparición de la escasa valoración que con el proceso actual está logrando la universidad ecuatoriana. La verdadera democracia, para el caso, es que, sin importar raza, religión, preferencia sexual, ideología, estatus social, etc., quien asista a la universidad sea quien tenga la vocación y la capacidad suficientes.

Por último, las propuestas amelcochadas en la religión de uno de los candidatos a la Presidencia rayan en lo burdo. Sus pronunciamientos homofóbicos que bordearon el delito son perlas que me provocaron risa y si no lo hice es por respeto a nuestra democracia y al sentir, quizá, de un minúsculo grupo de conciudadanos.

Esperemos con paciencia, con mucha paciencia, que el nivel de ofertas, comentarios y críticas a otros candidatos, se eleve lo suficiente como para que se identifiquen (políticos candidatos) con nosotros (pueblo). Porque, al parecer, en los actuales momentos y como están las cosas, los postulantes, con las obvias excepciones, no son dignos de nosotros.

Atentamente

Kléver Medina Alvarado
C.C. 1702935360

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