Sr. Director
El Telégrafo
Palabra con un significado trascendental a través de la historia; el gobierno del pueblo, el mandato de la mayoría es, sin duda, su esencia fundamental. Pero, desde la Atenas de Sócrates, ha cambiado de su estructura. En ese tiempo no tenían voto las mujeres ni los esclavos.
Durante la Revolución Francesa, todos los hombres son iguales ante la ley, ya no había, por lo menos allí y en teoría, ni esclavos, ni siervos; pero las mujeres no votaban. Y en muchos Estados, incluido el nuestro, por el interés primario económico, no eran ciudadanos los analfabetos y los que no poseyeran cierta riqueza en bienes. Es decir, la democracia, su estructura, ha sido manejada, de acuerdo con los intereses del sector dominante.
En estas etapas neoliberales, de las cuales -gracias a Dios- estamos saliendo, necesitaban una democracia con Estados reducidos, donde las empresas transnacionales puedan dominar de manera indiscutible, teniendo como herramienta principal, para el control de la mayoría de votantes, a los medios de información privados, que son los encargados de capturar las conciencias de los ciudadanos.
Es cierto que en un estado socialista también se puede controlar a los medios de información, pero aquí la confrontación puede ser directa; en cambio, en los Estados capitalistas, primero hay que descubrir a la oligarquía que está detrás de sus gobiernos y luego a sus medios de información, supuestamente, “libres”; esta unidad los ha hecho muy poderosos y es tan difícil removerlos del poder que tienen más de 200 años dominando el mundo.
Actualmente son importantes los cambios en la formación del socialismo; la organización colectiva, va creciendo, haciéndose más participativa, más consciente, menos burocrática y cada vez más preocupada del bien común, es decir, más democrática. Para resumir, en esta época ya no sirve el dicho: “Vive y deja vivir”; ahora, la obligación social es: “Vive y ayuda a vivir”.
Atentamente
Ney Mancheno Dueñas