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El Telégrafo

A unos sí, a otros no

21 de octubre de 2011

En la Facultad de Medicina, Escuela de Ciencias Médicas, las irregularidades están  a la orden del día, y las observamos sin mucho esfuerzo visual o auditivo.

Es así que recientemente se publicaron las listas de un ciclo nuevo del último año de medicina y en ellas se observaba que en un grupo había 34 estudiantes en un paralelo y en otro solo   7. Y me pregunto: ¿por qué?, ¿cuál es el motivo? ¿Será acaso que en ciertos grupos son  menos rigurosos a la hora de una calificación, o que la exigencia académica está acorde  al poco interés del estudiante de medicina? ¡No lo sé!

Fui a hablar con el director de Escuela de Medicina, presenté mi solicitud de que me facilitara un grupo -de los 24 que hay- a uno que no impidiera mis demás actividades académicas, ya que estoy siguiendo otra carrera a la vez en la Facultad de Jurisprudencia CC.SS.  y Políticas.

Presenté los respectivos certificados y pedí un grupo, cualquiera que fuese, no pedía alguno en particular, solo uno  que no tuviera asistencia los sábados, que son los días que recibo clases en mi otra facultad. Pero el director me aclaró que no me podía ayudar, que esos problemas eran míos y que él no podía hacer nada. Y cumplió esa parte, porque, efectivamente, no hizo nada.

Está por demás decir que a otros estudiantes, por cuestiones de afinidad política, artística, por compartir aficiones, o simplemente por amistad, sí les ha concedido ingresar a  los grupos que ellos solicitaron.

Para comprobar estas y otras irregularidades, basta  pararse afuera de la Dirección. Por ejemplo, nos anotamos en una lista con uno o dos días de anticipación para que  esa autoridad nos atienda a una hora determinada, pero esa persona llega dos o tres horas tarde, mientras los estudiantes debemos permanecer sentados en el suelo, esperando que se digne a recibirnos, soportando maltratos por parte de conserjes y secretarias; sin embargo, hay otros alumnos que son bien atendidos, sin hacer filas, sin esperar, sin maltratos. Y me pregunto: ¿por qué a unos sí y a otros no?


Ronald  Garcés  Asqui
[email protected]

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