Publicidad

Ecuador, 14 de Noviembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

Aquel oscuro mundo de ‘Álex y sus drugos’

Aquel oscuro mundo de ‘Álex y sus drugos’
13 de agosto de 2013 - 00:00

Qué escena escoger... Esa es la primera tarea antes de desmenuzar un poco ‘La naranja mecánica’ (‘A clockwork orange’), cinta célebre de Stanley Kubrick que se basó del libro homónimo que escribió Anthony Burgess en 1962.

Álex DeLarge, violento por naturaleza, es sometido al tratamiento de Ludovico (una terapia que consiste en abrir los ojos con ganchos metálicos para obligar al paciente que vea escenas atroces y cobre conciencia de su conducta).

Malcom McDowell, ahora sexagenario y que hace un par de años estuvo en la galardonada ‘The artist’, interpretó en 1971 al incontenible Álex.

Lo que pocos saben es que McDowell realmente fue torturado con los ganchos por pedido de Kubrick para obtener mayor realismo y crudeza.

McDowell terminó con lesiones en las córneas. De hecho, él mismo cuenta que se rayó una de ellas con los ganchos y estuvo temporalmente ciego.

El mismo actor británico sufrió mucho durante el rodaje, como fracturas de sus costillas, e incluso estuvo a punto de ahogarse en otra escena.

Más allá de eso, el controversial filme plantea una especie de visión futurista de la miseria humana a través de ‘Álex y sus tres drugos’ (Pete, Georgie y Dim, o ‘el  lerdo’, encarnados por Michael Tarn, James Marcus y Warren Clarke, respectivamente).

Ellos representaban a unas contemporáneas Sodoma y Gomorra (las ciudades quemadas por Dios, según relata la Biblia),  habitualmente incitada por Álex, el abusivo líder, y la leche con drecomina que consumían.

Y obviamente Álex, tras sus dos años de prisión y terapias de sanación, recibió el ‘efecto bumerán’ por causa de su libertinaje, en el que él y sus ‘drugos’ (como describe la banda argentina de punk Los Violadores en su canción ‘Ultraviolento’) apalearon gente, asaltaron y hasta violaron.

Durante su fallida reinserción a la sociedad, Álex se siente sustituido, recibe la venganza del mendigo que antes había golpeado y también de dos policías, que en realidad eran Dim y Billyboy (el líder de la pandilla rival), e incluso soporta el desquite del escritor que había quedado en silla de ruedas y viudo tras el suicidio de su mujer por causa de los ‘drugos’.

Hay otro detalle poco conocido: las bandas británicas The Beatles, Pink Floyd y The Rolling Stones estuvieron involucradas con el proyecto.

The Beatles se interesó en la novela de Burgess para su musicalización cuando sus miembros supieron que John Schlesinger era candidato para adaptar la novela al cine, pero ninguna de esas opciones se concretó y la banda se disolvió en 1970, un año antes que se estrenara la película.

Una carta que Si Litvinoff, un director teatral envió a Schlesinger, reveló que en el proyecto no se usaría la música de Beethoven (que sí tomó Kubrick). Proponía a The Beatles.

Cuando Kubrick fue confirmado como el director de la cinta, quiso que Pink Floyd les cediera los derechos de su disco ‘Atom heart mother’ (1970), que marcaba la nueva era de la banda tras la salida de Syd Barrett.

Pink Floyd había pasado de lo psicodélico a lo sinfónico y eso fue lo que le atrajo a Kubrick. No obstante, la banda se negó al pedido del cineasta. Mick Jagger, vocalista de los ‘Stones’, adquirió los derechos de la obra para ser el protagonista de su versión fílmica.

El interés de Jagger fue más evidente cuando supo que Schlesinger formaba parte del proyecto. Y eso suponía un empujón para el vocalista de los Stones como actor, quien había participado en otras cintas que habían sido un fracaso: ‘Performance’ (1968) y ‘Ned Kelly’ (1970).

Jagger quería encarnar a DeLarge y que los miembros de la banda sean sus ‘drugos’, pero la creciente fama de los Stones multiplicaron sus giras. Cedieron sus derechos porque su agenda de presentaciones les impedía rodar.

Aunque físicamente Jagger encajaba con Álex DeLarge, Kubrick reveló que Malcolm McDowell era perfecto para su película, aunque tuvo que soportar torturas para interpretarlo.

Contenido externo patrocinado