Un niño en cuerpo de adulto llamado Josh
Josh Baskins tiene la apariencia de un adulto, pero realmente tiene 13 años y como tal experimenta esa transición inevitable de niño a adolescente. Y su apariencia contrasta con su personalidad aún infantil en una situación que ni él mismo entiende, solo la vive.
Es el eje central de la historia que los guionistas Gary Ross y Anne Spielberg (hermana de Steven) concibieron para ‘Big’ (que en Latinoamérica se conoce como ‘Quisiera ser grande’, de 1988) y que tuvo la actuación de Tom Hanks (nominado aquella vez como mejor actor protagónico, luego ganó la estatuilla por Philadelfia y Forrest Gump en 1993 y 1994).
La cinta, que dirigió Penny Marshall, empieza con un Josh (interpretado por David Moscow en su versión infantil) que se divierte con Bill (Jared Rushton) su mejor amigo y vecino. Juntos juegan béisbol, se comunican por radio tipo ‘walkie talkie’, desde sus ventanas, y hasta tienen canciones como códigos de identificación entre ambos.
Josh está platónicamente enamorado de la rubia Cinthya (Kimberlee M. Davis), una chica de 15 años que tiene un novio más grande que él. Y Josh intenta subirse a la montaña rusa de un parque de diversiones para impresionarla, pero por su corta estatura, el controlador del juego se lo impide.
Enfadado encuentra una máquina llamada Zoltar que traga monedas y concede deseos. Josh pide ser grande (pero quizás se refería a más alto, no adulto). A la mañana siguiente se levanta con el cuerpo de un hombre de 30 años (ahí Hanks entra en escena).
Él no se reconoce a sí mismo, menos su madre, ni Bill, a quien convence cuando le interpreta la cómplice canción código que solo ellos tienen. Josh llama a su madre por teléfono, quien cree que él ha sido secuestrado.
Confundido se va a vivir a la ciudad, pero como es un niño aún, llora porque nunca ha vivido solo en un departamento. Bill lo ayuda. Le ofrece conseguir una Zoltar, pero mientras, tiene que trabajar para pagar el arriendo.
Consigue un empleo en una juguetería. Como sabe manejar computadores, al principio es enviado al departamento de informática. Por su carácter amistoso y responsable, más sus ideas para crear juguetes (porque es niño) se gana el aprecio del señor McMillan (Robert Loggia), el dueño de la empresa.
Aunque Josh ya tiene padrino, es odiado por Paul Davenport (John Heard), un ejecutivo. Y lo detesta más cuando -sin proponérselo- enamora a Susan Lawrence (Elizabeth Perkins). Y esto resiente también a Bill, quien se siente desplazado e incluso acusa a Josh de ser un malagradecido.
Con ella incluso conoce el sexo. El problema es que Susan no cree que Josh es un niño cuando él se lo confiesa, mientras que Bill le consiguió la máquina Zoltar. Josh deja una importante reunión de negocios. Va al parque pide el deseo y se convierte en niño.
Existen escenas memorables como aquella en que McMillan y Josh tocan un piano gigante, a punta de saltos en cada tecla, solo con los pies, en otra juguetería.
Aunque la película tiene un ‘target’ familiar, la participación de Hanks también le significó una transición entre los roles de comedias de bajo presupuesto (como ‘Bachelors party’ -Despedida de soltero- 1984) a roles un poco más serios.
De hecho, el mismo Hanks reconoció que no fue fácil interpretar a un niño con un cuerpo adulto y que le resultó todo un desafío. Aún así convenció al espectador de que ese hombre era un preadolescente de 13 años.
Quizás el mensaje central que manejó Marshall fue que “cada cosa tiene su tiempo” y que se lo debe vivir al máximo (en su caso, aprovechar la niñez). Y lo otro es que todo adulto tiene un niño por dentro.