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Ecuador, 22 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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La industria textil, una de las que más contamina

Después del petróleo, la industria textil es la que más contamina el planeta. Por ello la Organización de las Naciones Unidas (ONU) calificó a la moda rápida como una emergencia ambiental que debe combatirse fomentando hábitos de consumo sostenibles.

Para confeccionar unos jeans se necesita alrededor de 10.000 litros de agua, una cantidad mayor a lo que bebería un ser humano en 10 años.

Además, datos del Banco Mundial señalan, a través de un comunicado publicado en marzo de este año, que esta industria produce el 20% de las aguas residuales y el 10% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en el mundo, más que todos los vuelos internacionales y los barcos de carga combinados.

Otro efecto negativo de la moda rápida es que actualmente hay 52 microtemporadas a lo largo del año, lo que fomenta que los consumidores compren más prendas que duran la mitad de tiempo.

Pero no solo la fabricación de vestimenta causa un impacto ambiental, su mantenimiento también le pasa factura al planeta. ¿Cómo? Medio millón de toneladas métricas de microfibras de plástico se desprenden durante el lavado de fibras como el poliéster y el plástico: material que termina en los océanos, mientras que alrededor del 85% de los textiles termina en vertederos o son incinerados.

El ecólogo Gustavo Benalcázar, del grupo Ecologistas en Acción, señala que al lavar seis kilos de tela se liberan 140.000 fibras de mezcla de poliéster y algodón.

Frente a esto, la moda de segunda mano es una solución. 

La web de venta de segunda mano Vibbo publicó, en 2016 el informe Second Hand Effect: El mercado de segunda mano y su efecto en el medio ambiente. La investigación que se realizó en colaboración con el Instituto de Investigación Medioambiental de Suecia (IVL) señala que dar una segunda vida a los objetos ayuda a reducir las emisiones de CO2.

En concreto, los usuarios de Vibbo -10 millones mensuales, en España- ayudaron a evitar la emisión potencial de unas 697.860 toneladas de CO2 mediante la compraventa de ropa de segunda mano en 2016.

El portal web señala que esa cantidad de CO2 es equivalente a eliminar todas las emisiones que producen 930.000 españoles en un  mes. Si bien, la tendencia del alza del mercado de segunda mano obedece a lo económico o a deshacerse de algo que el usuario ya no necesita, la conciencia ambiental y el consumo responsable aumenta su acogida, agrega Benalcázar, quien cita un estudio elaborado por la organización ambiental  Greenpeace. Según esta organización no gubernamental, cada año se producen más de 100.000 millones de prendas de vestir.  El 40% de ellas no son utilizadas.

“Por ello es fundamental darle vida a todo aquello que ya hemos comprado y que está en nuestro armario y no usamos”, indica el ecólogo. (I) 

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Los países que han optado por prohibir el plástico evidenciaron una caída en el consumo de materiales de un solo uso. En Ecuador, un ejemplo de ello es Galápagos, provincia que en un solo año bajó el indicador de hogares que usaban plásticos del 75% al 2%. El Consejo Insular actualmente fomenta el empleo de fundas reutilizables como las bolsas de tela. La fragmentación (microplásticos) afecta principalmente a las especies animales.

Este elemento fue mayoría, en un 88%, en las jornadas de limpieza desarrolladas en las zonas costeras del país. El 11% del total de residuos sólidos generados en el país son plásticos. Solo en fundas se estima que cada ecuatoriano usa 130 al año.

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