Fondo Mundial para la Naturaleza: Redes abandonadas son un peligro para la vida marina
Las redes de pesca abandonadas son la forma más letal de los desechos plásticos para la vida marina, advirtió el Fondo Mundial para la Naturaleza (World Wild Fund for Nature WWF), en el lanzamiento de una campaña mundial en favor de océanos libres de plásticos.
El informe “No más redes fantasmas” señala que aunque esta crisis se agrava, los gobiernos e industrias no prestan suficiente atención, por lo que WWF insta a las personas a firmar en go.panda.org/plastics la petición de Nuevo Tratado para Combatir la Contaminación Marina por Plásticos.
Señala que al momento se ha reunido 1,9 millones de firmas y la meta es sumar otras 100 mil nuevas y contar con el respaldo de más de 2 millones de personas.
Agrega el informe que los artes de pesca abandonados son responsables de lesionar y matar a más de 557 especies marinas, incluyendo 66 % de los mamíferos marinos, 50 % de las aves marinas y todas las especies de las tortugas marinas, sometiéndolas a una muerte lenta, dolorosa e inhumana.
También dañan hábitats marinos vitales, como los arrecifes de coral y los manglares y amenazan las fuentes de alimentos y los medios de vida de las comunidades costeras y los pescadores.
Roberto Troya, Director Regional de WWF para América Latina y el Caribe, indicó que las pesquerías marinas emplean directa o indirectamente a más de 200 millones de personas en todo el mundo, mientras que más de 3 mil millones de personas (casi la mitad de habitantes del planeta) dependen del pescado como fuente principal de proteínas.
“Con una población mundial en aumento, habrá mayor demanda de recursos marinos y por lo tanto, se incrementará el uso de redes pesqueras. Evitemos que los océanos se ahoguen en un mar de plásticos”, dijo.
En América Latina la actividad pesquera representa el 15 % de la producción mundial donde 3 millones de personas dependen de la pesca. Ecuador tiene una de las flotas artesanales más grandes de la región y la flota atunera más importante del Pacífico Oriental.
La industria pesquera representa el tercer rubro de exportaciones no petroleras del país y es un generador de empleo y divisas para el país. En 2018, las empresas productoras de atún, enlatados, harina de pescado y otros derivados del mar, vendieron al exterior $ 1.626 millones, según el Banco Central del Ecuador.
Un estudio sobre las tasas mundiales de pérdida de artes de pesca, elaborado de fuentes del hemisferio norte, estimó que el 5,7% de todas las redes de pesca, el 8,6% de las trampas y el 29% de todas las líneas de pesca utilizadas en el mundo se abandonan, pierden o descartan en el medio ambiente.
Ecuador tiene la mayor flota atunera de cerco, también la mayor captura de atunes tropicales y la más importante capacidad de procesamiento instalada, convirtiéndose en el segundo procesador de atún más grande del mundo, después de Tailandia.
“Nuestra visión para las pesquerías incluye implementar a nivel global prácticas pesqueras sustentables, que a más de proteger la vida marina y sus hábitats oceánicos, sirvan para continuar apoyando los medios de vida de aquellos que dependen del mar. Nuestro trabajo en Ecuador refleja este compromiso por buscar soluciones prácticas y equilibradas a problemáticas de carácter medio ambiental, como la pesca fantasma”, explica Pablo Guerrero Director de Conservación Marina de WWF-Ecuador. (I)