A las 17:00 se agudizan los problemas en las calles
Los horarios rigen el conflicto de informales y municipales
La Comisaría Municipal anunció que el viernes se endurecerían los operativos para controlar el comercio informal en los alrededores de los mercados del sector El Salto, en Latacunga. Sin embargo, los vendedores volvieron a las calles. “Tenemos derecho a trabajar. ¿Acaso buscar sustento es un pecado?”, reclamó Clara M., quien ofrece limones y tomate riñón.
La mujer vestía un delantal de color azul, en el cual guardaba las ganancias que aseguró “no superan los 7 dólares diarios”.
Transportaba sus mercancías en mallas y fundas que luego acomodaba con destreza sobre sus hombros. Con esa postura incómoda, pero resignada, caminó una y otra vez por las calles Antonia Vela, Amazonas y Cinco de Junio.
800 comerciantes formales amenazan con salir a las calles, si es que no se intensifica el control.Esta suerte de ‘jornada laboral’, que practican decenas de informarles, empieza a las 08:00 y disminuye a las 14:00, de lunes a jueves. Los viernes y sábados, en cambio, ella y sus colegas traen más mercancías, para trabajar por lo menos hasta las 17:00. “A esa hora empiezan los problemas con los municipales”, aseguró Clara, oriunda de la parroquia San Buenaventura, situada al norte de la cabecera cantonal. Ella se dedica a esta labor, aseguró, por su condición de madre soltera.
Además reconoce que es más “cómodo”, pues no paga impuestos ni el alquiler de un puesto formal dentro de los mercados y plazas convencionales.
Según Augusto Molina, director de Servicios Públicos de la Municipalidad de Latacunga, los vendedores ambulantes no son más de 150. “Por lo menos el 50% de ellos proviene de Tungurahua”.
Manifestó que los operativos son permanentes y los policías municipales trabajan diariamente para impedir que las ventas de la calle se incrementen. Reconoció que “el ingenio criollo” les gana la jugada.
Un policía municipal explicó que los vendedores de medias, zapatos y comidas rápidas ofertan las baratijas empotradas en carretas con ruedas las cuales sirven para escapar con rapidez y esconderse en zaguanes, almacenes y otros recodos.
El uniformado dijo que en ocasiones le resulta complicado ejercer su autoridad, pues sabe que son personas necesitadas. Hay agresiones de ambas partes.
Del otro lado de la moneda están los cerca de 800 comerciantes formales que están distribuidos entre el Centro Comercial Popular y el Mercado Cerrado. En este último los puestos cuestan 30 dólares mensuales.
También pagan agua y luz para mantener los locales en los que ofertan frutas, verduras, abarrotes y comida preparada.
“Tenemos uniforme, laboramos con higiene, pero algunos comensales prefieren a los ambulantes”, denunció Rosa Huilca. Ella y sus compañeros amenazan con salir también a las calles si no se controla con rigor. El comisario Eduardo Ricaurte ofreció operativos ‘sorpresa’ con la fuerza pública y decomisos masivos.
DATOS
Los informales que sean detenidos durante los operativos de control deberán cancelar como sanción, el 10% del Salario Básico Unificado (SBU).
Los reincidentes pagarán el doble de ese valor y así hasta llegar a desembolsar el 50% del monto total que son 170 dólares.
Las inmediaciones del puente Cinco de Junio son invadidas por los vendedores para sus labores. En diciembre de 2013, allí ocurrió un accidente de tránsito que causó 7 heridos de diversa gravedad cuando un carro perdió pista.