En la zona céntrica de Latacunga, alrededor de 300 comerciantes informales buscan una oportunidad de venta, especialmente, los fines de semana cuando hay más clientes.

Según Augusto Molina, director de Servicios Públicos de la Municipalidad, el 40% de ellos proviene de otras provincias como Tungurahua, en cuya capital se implementaron operativos de control de las ventas de ambulantes desde agosto pasado.

En Latacunga, la vigilancia aumentó desde el sábado 28 de diciembre, 3 días después del accidente automovilístico en el puente 5 de Junio.

Esa tarde, una furgoneta conducida por un hombre de 28 años, de nacionalidad coreana, perdió pista y se impactó contra las rejillas del puente e hirió a 7 personas: 5 adultos y 2 niños.

El jueves 26 de diciembre, 3 de ellos fallecieron, mientras que los demás se recuperan en distintas casas de salud. Entre tanto, el conductor, de nacionalidad coreana,  cumple prisión preventiva de 30 días, mientras se investigan los hechos. La embajada proporcionó un traductor para tomar la declaración del extranjero.

De los 5 adultos involucrados en el incidente, uno era peatón y los otros se ganaban la vida como comerciantes informales que exhibían sus productos en las calles que rodean al sector El Salto.

La mayoría del 40% de los vendedores  proviene de Tungurahua, en cuya capital hay control.Por esta causa, el alcalde Rodrigo Espín anunció la radicalización del control a los vendedores con la colaboración de 100 funcionarios entre policías nacionales (50) y personal de Sistema Municipal Tarifado de Estacionamiento Latacunga (Simtel) e inspectores. Ellos laboran 12 horas diarias de 09:00 a 21:00.

El fin de semana, se decomisó la mercadería a 5 informales, quienes al ser detenidos por primera vez deberán cancelar 29 dólares, que equivale al 10% del salario mínimo vital, explicó Molina.

“Mantenemos diálogos y socializaciones con el sector informal y su principal requerimiento es un  lugar para expender sus mercancías. Se puso a su disposición 260 espacios situados en el Mercado Mayorista y las ferias de los barrios La Laguna, San Sebastián y San Felipe”, aseguró el funcionario municipal.

Sin embargo, los mercaderes se niegan a dejar la calle y solicitan un sitio estable, pero en las aceras más transitadas de la ciudad. “Esto no puede ser porque las veredas son espacios para los peatones. Además, si se concede a uno van a querer todos y se desatará un caos”, comentó.

Para las 100 personas que realizan los operativos de control, el principal obstáculo que encuentran es la agresividad de los vendedores. “Nos amenazan con cuchillos. Se agrupan y no hay poder que pueda hacerles entender que violan una ordenanza y que es nuestro deber evitarlo”, comentó un policía municipal que prefirió el anonimato.

Según él, en la avenida 5 de Junio y debajo del puente peatonal de la Panamericana hay delincuentes entre los informales. “Allí hay mucho riesgo para los ciudadanos”,  advirtió.

DATOS

“Los informales no tienen un representante, luchamos como podemos. Es nuestro derecho al trabajo”, dijo Angelita Mayorga, comerciante de papel higiénico.

Los controles deben ayudar a disminuir la presencia de los vendedores no autorizados, afima la latacungueña Andrea Torres.