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“Ni vamos a vender la sangre de los hijos ni queremos monumentos”

“Ni vamos a vender la sangre de los hijos ni queremos monumentos”
08 de diciembre de 2013 - 00:00

¿Quién es? Nombre completo:Hebe de BonafiniProfesión:ActivistaNacionalidad: Argentina Fecha de nacimiento:4 de diciembre de 1928Hijos: Jorge Omar, Raúl Alfredo y María Alejandra

“Hoy empieza una nueva lucha”. Hace 30 años, en víspera de la asunción del presidente Raúl Alfonsín, el 10 de diciembre de 1983, Hebe de Bonafini, la histórica líder de las Madres de Plaza de Mayo, anunciaba que su organización no se quedaría cruzada de brazos. La dictadura militar a la que estas valerosas mujeres habían combatido con sus pañuelos blancos en la cabeza estaba en retirada. Las Madres renovaban entonces la búsqueda de justicia y de sus hijos desaparecidos. Hoy, 30 años después, en una democracia consolidada, Bonafini sostiene que “la lucha es eterna”.

A los 85 años, Bonafini no descansa. Recibe a EL TELÉGRAFO en la sede de las Madres, a 200 metros del Congreso Nacional argentino y afirma que aún “hay muchas cosas por hacer”. La dirigente social asegura que la democracia en el país austral comenzó recién en el 2003 con la asunción de Néstor Kirchner y afirma que, así como ellas heredaron la militancia de sus hijos-desaparecidos, sus ideales perdurarán, tras su muerte, de la mano de los jóvenes activistas que las acompañan.

El 10 de diciembre se cumplen 30 años de democracia con la asunción del presidente Raúl Alfonsín. ¿Cómo recuerda, usted, esos días?
En realidad no fueron 30 años de democracia. Empezamos como un gobierno contitucional, votado por el pueblo, que no trajo la democracia. (Si bien) Alfonsín era un gran demócrata, se fue aliando con los militares, hizo leyes de perdón, obediencia debida, punto final, que no tienen nada que ver con la democracia. Las Madres fuimos muy perseguidas en el gobierno de Alfonsín, nos pintaron la casa (sede), nos pusieron ‘Madres terroristas’. No podemos hablar de democracia. Y después hizo una ley de presunción de fallecimiento, que todo aquel que no había sido visto por 6 años estaba muerto. Decretó la muerte de nuestros hijos. Entonces, el gobierno radical no era democrático. Era un gobierno constitucional elegido por el pueblo.

Después vino Carlos Menem...
Los 2 gobiernos de Menem (1989-95 y 1995-99) nos hicieron bolsa: remataron el país, nos regalaron, nos querían sacar de la Plaza. Decían que eramos mala imagen. Democracia nada. Menem regaló el país.

¿Fue peor que Alfonsín?
Mucho peor que Alfonsín. El redondeó el perdón. Indultó a los asesinos (los dictadores juzgados durante el gobierno anterior). Era amigo de los asesinos, comía con ellos. Armó una pista en (su localidad natal en el noroeste argentino) Anillaco para que bajaran todos a comer allá.

¿Y ustedes se sentían perseguidas?
Sí, en todo sentido. No nos dejaban ir a determinados lugares, no sacaban (en la prensa) las notas nuestras. Y siempre acusándonos, de antiargentinas, de que nuestros hijos eran terroristas. Y si acusan a nuestros hijos de terroristas, nos acusan a nosotras. Menem y Alfonsín todo el tiempo hablaron de que nuestros hijos eran terroristas. O sea, que es como justificar lo que hicieron los militares. Si son terroristas y ponen bombas, que los maten. Peor que la teoría de los ‘dos demonios’ (que puso en un mismo plano al terrorismo de Estado y la guerrilla), mucho peor. Porque ellos no hablaban de los otros (de los militares), los otros estaba bien lo que habían hecho. La teoría de los ‘dos demonios’ salió cuando hicieron el Nunca Más (la recopilación de las violaciones a los derechos humanos) de Alfonsín con el cual las Madres nunca estuvimos de acuerdo. En cambio, Menem decía que nuestros hijos eran terroristas sin calificar de ninguna manera a los militares, estaba contento con los militares, era amigo de los militares, los invitaba a comer…

¿Alguna vez las recibió?
No.

¿Alfonsín tampoco?
Alfonsín nos recibió antes de asumir. Nos dijo que había pedido (informes) a todos lados (sobre el paradero de los desaparecidos) y el ejército le mandó un papelito como el del supermercado (que decía) “no tenemos ningún desaparecido”. Una vergüenza… Trágico. Sabemos que cuando dijo “Felices Pascuas” (en un acto masivo tras poner fin a un intento de golpe de 1987) había acordado con los militares. Nosotras a Alfonsín le dijimos “no recibas la banda presidencial de (el último dictador Reynaldo Bignone) quien entró por la ventana”, que se la diera cualquier tipo que lo hubiera votado. Bignone salió por la puerta de atrás (de la casa de gobierno) porque nosotras le pintamos el auto. Le pusimos ‘asesino’ en el auto y el tipo no se animó a salir por delante. Nos corrieron y todo. Y lo de Menem fue terrorífico… se sentía el dueño de todo.

¿Y cómo eran esos años de lucha?
Luchamos, peleamos, hacíamos lo mismo que en la dictadura. Las marchas de la resistencia, todo igual. Nunca tuvimos miedo. Cuando a una le llevan los hijos, le destruyen la familia. ¡Qué peor te puede pasar! Nos enfrentábamos mucho con los organismos porque los 2 gobiernos, de Alfonsín y Menem, inventaron la reparación económica.

Y ahí se produce la división de las Madres…
Claro. El socialismo es una cosa y el capitalismo es otra. El capitalismo quiere la lucha individual para lo cual sirve una reparación económica, 250.000 dólares a cada madre, un muerto en el cementerio, que sacaban todos los días cadáveres y un homenaje póstumo. Nosotras dijimos no. Ni vamos a reconocerlos como muertos ni vamos a vender la sangre de los hijos ni queremos monumentos individuales. Ahí hubo un sector de las Madres y Abuelas que aceptó… que son las mismas que hacen hoy la marcha de la resistencia. ¿A qué le vamos a resistir a este gobierno que es una maravilla lo que hace…? Además nosotras marcamos una diferencia muy grande cuando socializamos la maternidad, cuando dijimos no podemos seguir pidiendo solo por nuestros hijos, tenemos que pedir por todos porque hay un montón de pibes que las familias nos piden (ayudar), o que la familia se murió, que los secuestraron todos juntos. Eso hace que (la lucha) tenga que ver con el socialismo.

Porque paradójicamente ustedes heredaron la lucha de sus hijos…
Claro. Nosotras somos hijos de ellos. Nuestros hijos nos parieron a la lucha; pero además, nosotras los queremos reivindicar como revolucionarios. Y empezar a hablar de revolucionarios, imagínate lo que era para Menem. Pero nunca nos callamos.

Después vino el gobierno de Fernando de la Rúa…
De la Rúa no te puedo decir nada. Fue un tipo débil, flojo, sin ninguna capacidad de gestión.

¿Tampoco las recibió?
No. Y fue peor que Alfonsín porque Alfonsín algunas cosas las hizo bien. Hizo un juicio (a los dictadores), algunas cosas hizo, pero De la Rúa nada. Gestión cero. Y siempre tirando palitos (contra las Madres). Y nosotras nunca nos callamos, le respondimos.

O sea que Usted piensa que estos 30 años de democracia en realidad fueron 10, a partir del 2003 con la asunción de Néstor Kirchner?
La única manera de sentirnos en democracia es cuando vino Néstor. Porque lo primero que hizo fue pedirnos perdón por lo que había pasado. Dijo que nosotras éramos sus madres y que nuestros hijos eran sus compañeros.

¿Esperaba eso?
No.

¿Previamente habían mantenido algún contacto con él?
Ninguno. Pero cuando él ganó, los primeros días me llamó mi mamá. Y me dice “hija mía, ¿escuchaste a Néstor? Tenele paciencia que es un gran tipo”. Y yo empecé a ver lo que hacía el tipo y entonces le fuimos a pedir perdón. Teníamos que decirle que nos equivocamos.  Porque en la campaña electoral yo había dicho que Menem, (el expresidente Eduardo) Duhalde y él eran la misma mierda… Y dijimos: si nos equivocamos, nos equivocamos. Tenemos que reconocerlo públicamente. Y eso fue una actitud fuerte. Y de ahí me hice muy amiga de Néstor. Le pedí una entrevista y enseguida me recibió. Y después podíamos ir a la Casa de Gobierno cuando queríamos. No teníamos que pedir entrevista. La democracia dicen que es cuando gobierna el pueblo. Yo no te digo que nosotros gobernamos, pero sentimos que éramos parte del gobierno, de todo lo que se hacía, y lo mismo hoy con Cristina (Fernández de Kirchner).

¿Y por qué nunca se involucraron más desde una función pública?
Porque nosotros ya hacemos política. Pero yo creo que la mejor política que tiene que hacer el pueblo no es esperar un cargo. Es luchar en el lugar que le toque, como un soldado. Y este lugar lo elegimos las Madres. Porque nos podíamos haber quedado en nuestras casas, cobrado la reparación y esto (la obra de las Madres) hay que cuidarlo todos los días. Nos parece que apoyar el proyecto nacional y popular es el mejor trabajo que podemos hacer. Después abrimos una Universidad, tenemos diarios, dos revistas, una librería, una biblioteca, una videoteca, la radio. Todo eso hay que cuidarlo.

¿Pero cuántas veces le han ofrecido un cargo o formar parte de una lista política?
Algunas veces me han ofrecido estar en una lista, pero el que me lo ofreció me dijo algo que… fue en la época  de Alfonsín y me dijo “vos que no tenés plata, que sos una mujer muy humilde, si te pones a diputada vas a ganar y por lo menos te queda una buena jubilación”.  Yo lo quería matar…

¿Desde este gobierno nunca le ofrecieron nada?
No. Yo apoyo a todos los que quieren hacer algo con este gobierno. Me gusta (el flamante jefe de gabinete Jorge) Capitanich. Lo amo. Entonces apoyamos todo lo que podemos.  Y ahora estamos haciendo un gran trabajo en el tema del Ejército.

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