Hebe de Bonafini, la histórica dirigente de las Madres de Plaza de Mayo, no da el brazo a torcer. Ayer mientras se preparaba para participar de la ronda número 2.000 en torno a la Pirámide de Mayo, para exigir la aparición con vida de los 30.000 desaparecidos durante la dictadura militar, se negó a declarar ante el juez que la investiga por una supuesta defraudación al Estado.

El  juez federal, Marcelo Martínez De Giorgi, que había librado la semana pasada una orden de detención contra la activista porque se negaba a acudir a su despacho, se dirigió a la sede de las Madres, a pocas cuadras del Congreso de la Nación, para cumplir con el acto procesal de indagatoria a la que citó a Hebe de Bonafini.

Sin embargo, la referente social se acogió a su derecho constitucional de no declarar, confirmaron a EL TELÉGRAFO fuentes de las Madres.
Bonafini es investigada por una presunta defraudación a las arcas públicas en el marco del plan ‘Sueños Compartidos’ para la construcción de viviendas sociales que la entidad que preside realizó durante el anterior gobierno “kirchnerista”.

La activista es acusada por el supuesto desvío de fondos públicos en el programa social que encabezó en los últimos años. La activista niega todas las acusaciones.

Tras recibir al juez, Bonafini volvió a afirmar que, a sus 87 años, no tiene miedo de terminar presa en la causa. “No tengo miedo de ir a la cárcel, no tengo miedo de los que me quieren meter presa”, indicó y acusó a su antiguo colaborador, Sergio Schoklender, del desvío de fondos. (I)