El dibujo y la pintura están en la mente creativa de los niños
Los niños son libres en todo sentido. En estos días circuló un video de la BBC que proponía a las personas contestar un acertijo como este: Un padre y un hijo viajan en un auto y tienen un accidente grave, el padre muere y al hijo se lo llevan al hospital porque necesita una compleja operación médica. Llaman a una eminencia médica Pero cuando llega y ve al paciente dice: “no puedo operarlo, es mi hijo”. ¿Cómo se explica eso? Los adultos contestaron un montón de teorías, pero nadie acertó que el médico era su madre. A ninguno se le ocurrió pensar que la eminencia médica era una mujer y, por lo tanto, como madre del niño, no podía operarlo. El video explica que este pensamiento se llama parcialidad implícita, es decir, cuando somos niños nuestro cerebro inconsciente aprende de lo que nos rodea y establece conexiones neuronales entre distintos conceptos. En este caso concreto la conexión se da entre ser hombre = eminencia médica.
Estos pensamientos tienen un origen cultural, un poco machistas, pero son reales y afectan a hombres y mujeres. Cuando terminé de ver el video, busqué a mi hija de 7 años para enseñárselo y conocer su respuesta. Le puse play y su respuesta fue: ¡es la madre, pues! Con ello me demostró que su entorno aún no está contaminado por estos pensamientos implícitos que rodean a los adultos.
Es que los niños son libres. Desde muy pequeños sus primeros intentos de comunicación son mediante el dibujo. Todos usan lápices de colores de manera muy libre y no tienen miedo a que no se entiendan sus trazos. No están preocupados por la estética ni las reacciones que generan sus composiciones. Su mente trabaja en la comunicación visual pura.
Muchos de nosotros siempre supimos dibujar y alguna vez rayamos con toda nuestra energía una hoja. Pero hoy, de adultos, nos preguntamos, ¿dónde está esa capacidad o dónde la dejamos?
Pablo Picasso tenía algunas reflexiones sobre esa libertad de los niños: “Todos los niños nacen artistas. El problema es cómo seguir siendo artistas al crecer”.
“En aprender a pintar como los pintores del Renacimiento tardé unos años; pintar como los niños me llevó toda la vida”, dijo el pintor español.
Tal vez la perdiste cuando en vez de hacer la tarea de sumar y restar, garabateaste la hoja. Sea cual sea el motivo, siempre hay tiempo para recuperar esta habilidad innata que tenemos o esa capacidad de expresarnos mediante el dibujo, los colores y la libertad de un pincel.
A veces es bueno regresar y sentirnos libres, tan libres como cuando manchaste el piso de tu casa, con las témperas, pintando un paisaje, aunque luego eso fuera motivo de un castigo. (I)