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El Telégrafo

Las redes sociales requieren una dosis de responsabilidad

19 de octubre de 2019

“Preocúpate de tu conciencia más que de tu reputación”, señala un aforismo popular que llama a las personas a expresar con palabras y acciones sus creencias sin pensar en las consecuencias ni en la opinión que generen en las demás personas.

La frase, cargada de idealismo, resulta seductora. Sin embargo, aplicarla literalmente en la época actual, cuando el mundo está hiperconectado a través de internet y redes sociales, es un asunto complicado.

Las recientes manifestaciones ocurridas en el país generaron un sinfín de publicaciones y comentarios a favor y en contra que, en muchos casos, produjeron rencillas entre familiares y conocidos, bloqueos de cuentas en redes sociales y más de un resentimiento.

Un reportaje publicado por EL TELÉGRAFO en la edición de ayer muestra que la situación es incluso más compleja cuando la opinión que se publica a través de Twitter, Facebook u otra plataforma digital termina asociándose con la posición de la empresa o institución en la que trabajamos.

En el caso de las últimas protestas -detalla la nota- se llegó, incluso, a pedir la salida de personas de instituciones educativas, entidades estatales o empresas, debido al desacuerdo con el contenido de lo dicho.

Y a pesar de que uno pudiera pensar que lo escrito en las cuentas personales no pasa de ser una opinión propia y de absoluta incumbencia de su autor, existe un límite que establece la diferencia entre un buen y un mal manejo de las redes sociales.

Christian Espinosa, experto en materia digital, dice que hacer un mal manejo de los recursos que ofrece internet acarrea un alto costo. “Las personas ponen en juego su trayectoria profesional y hasta la vida”.

Por ello, a la hora de publicar en internet, deberían aplicarse las mismas reglas y cuidados necesarios en la comunicación cara a cara: responsabilidad, prudencia y elusión de conflictos innecesarios. (O)

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