Quizás nunca antes una celebración por el Primero de Mayo ha tenido lugar en condiciones tan excepcionales. El daño es muy pronunciado y se ha registrado en un corto tiempo, por lo que se enfrenta la crisis más severa desde la Segunda Guerra Mundial, que finalizó en 1945.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) anunció este mes que se perderán 195 millones de empleos en solo tres meses debido a la pandemia global de coronavirus. La celebración, si así puede llamársele, tocará hacerla desde las casas y por internet.

Respecto a Ecuador, la pérdida de empleos por la pandemia en el país puede llegar a alrededor de medio millón, según estimados del ministro de Finanzas, Richard Martínez.

Algunos males que afectaban ya al mercado laboral ecuatoriano, como la creciente informalidad y las dificultades para acceder a los beneficios de la seguridad social, obviamente se acrecientan.

Cifras de la ONU dan cuenta de que cuatro de cada cinco trabajadores a nivel mundial están sufriendo las consecuencias de los confinamientos totales o parciales, impuestos por los gobiernos para tratar de frenar el covid-19.

La OIT ha advertido que debido a la emergencia sanitaria, el 44% de los trabajadores de América Latina desempeña sus labores en sectores que tienen un alto riesgo. Específicamente sitúa a Ecuador en casi el 40%.

El mundo ha cambiado desde aquel Primero de Mayo en 1886, en Chicago, cuando el móvil fue la masacre de miles de trabajadores que salieron a las calles para reclamar la reducción de la jornada laboral a ocho horas.

Sin embargo, enfrentamos una nueva situación, y el Gobierno y sus instituciones toman medidas para garantizar, ante todo, que los que menos tienen reciban la ayuda necesaria.

El presidente Lenín Moreno anunció ayer un plan emergente por el que unos 8 millones de ecuatorianos recibirán ayuda alimentaria. Los planes sociales hacia sectores vulnerables tienen la máxima prioridad para las autoridades. (O)