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El Telégrafo

Para Ecuador, las Olimpiadas dejan un sabor agridulce

12 de agosto de 2012

El Comité Olímpico Ecuatoriano deberá dar su explicación de por qué con la mayor inversión económica, la mayor cantidad de atletas y una buena atención, no hayamos alcanzado una sola medalla en las Olimpiadas de Londres.

Los puestos alcanzados por Álex Quiñónez, Alexandra Escobar y Seledina Nieves son importantes y merecen un fuerte aplauso, por una razón: sus marcas y participación fueron de alto nivel y nos ilusionaron a todos en las semifinales. Estos atletas dieron todo y compitieron con los más extraordinarios rivales;  no se amilanaron, pero  llegaron hasta donde pudieron.

Sin exagerar, creamos una ilusión a todo el país de que, teniendo la más grande delegación, con marcas en algunos casos que nos colocaron en un buen lugar en los Panamericanos de Guadalajara, podíamos llegar a Londres con mejores condiciones para ganar una medalla de oro.

Pero también es cierto que el Comité Olímpico no puede manejarse como un ente absolutamente privado cuando dispone de recursos públicos. ¿Cómo nos va a explicar que Álex Quiñónez, con sus cualidades, haya estado fuera de las pistas durante dos años y que recién hace unos meses atrás haya empezado a entrenar porque no tenía recursos para sobrevivir?

Desde hoy debe haber una evaluación técnica y política para emprender el nuevo ciclo olímpico, con miras a Brasil 2016, con mucho más rigor, responsabilidad y atención a nuestros mejores atletas. Ese proceso implica no solo exigir plata y cargos, disputas de poder y hasta personalismos, ante todo convoca a una preparación de excelencia y un trabajo coordinado entre todos los organismos.

Y son también los propios atletas quienes deben contarnos qué  afectó ese sueño de alcanzar una medalla. Ellos están obligados a hacer públicos sus comentarios y opiniones sobre  este aparente fracaso olímpico.

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