Y por ser real no necesariamente es lo mejor, simplemente es lo que tenemos y lo que podemos. Que un banquero escoja como compañero de fórmula a un indígena que dice seguir los postulados de Ernesto Guevara de la Serna revela lo que ya pasó hace algunos años cuando el ex líder de Liberación Nacional (una organización escindida del Partido Comunista) aceptó ser binomio de Álvaro Noboa. En otras palabras: ¿a la hora de “hacer política” no importa con quién me junto, solo cuenta el beneficio que adquiero de estos acuerdos “programáticos”?
De todos modos, como decía ayer un articulista de este diario, desde hace seis años el fenómeno político llamado Rafael Correa ha decantado la política nacional y ha colocado a cada uno en su andarivel. Por eso el ex alcalde de Cotacachi, Auki Tituaña, puede aliarse con uno de los banqueros más conservadores del país. Igual, Lucio Gutiérrez se proclama popular y le es imposible conseguir candidatos populares y opta por las “estrellas” de la farándula.
Asimismo, en la izquierda plurinacional no saben cómo rechazar todo lo que venga del Gobierno, aunque sean medidas contra los banqueros a quienes señalan como los beneficiarios de las políticas económicas del Ejecutivo. A la vez, los del llamado centro ya no tienen para donde mirar y en algunos casos forman organizaciones para apoyar a Correa y otros se cuelgan de la candidatura de derecha. Sin descontar aquí que los actores políticos han dejado de ser solo los políticos tradicionales sino que ahora se suman otros sectores como los medios de información privados y comerciales.
O sea, este proceso electoral, aparte de la pedagogía que ya genera, abre un amplio cauce para la reflexión del sentido que adquiere la política y cómo se coloca de escenario de la mayor disputa democrática para afrontar los retos sociales y económicos del presente siglo.