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El Telégrafo

El país necesita unión, no otro golpe con intención política

13 de mayo de 2020

La economía ecuatoriana ha sido golpeada por la crisis sanitaria y sus efectos son notorios en todas las áreas de la sociedad. Sin duda, la atención en salud es lo prioritario en el corto, mediano y largo plazo, pero poco a poco hay que ir sanando las otras cicatrices - la económica en particular - que profundizó el covid-19.

Profundizó porque las heridas ya estaban abiertas producto de una mala administración del Gobierno anterior que nos dejó con un déficit fiscal que llegó al 7% del Producto Interno Bruto, un alto endeudamiento y obras, necesarias, pero que ahora tienen graves cuestionamientos, incluso en los mismos hospitales emblemáticos que se levantaron hay dudas de su sostenibilidad, sin contar los casos de corrupción.

Los impactos negativos de la pandemia que agravan la situación ya los leemos y vivimos todos los días, pero ¿necesitamos uno más?
Estos días son candentes en la Asamblea Nacional. Si los legisladores estarían físicamente en el palacio, se sentiría aún más la tensión que hay por aprobar o no las leyes económicas enviadas por el Ejecutivo. Estas son la Ley de Apoyo Humanitario y la Ley de Ordenamiento de las Finanzas Públicas.

La primera principalmente busca una salida coyuntural ante la emergencia mediante la recaudación de aportes económicos ciudadanos y empresariales. Lamentablemente no hay otra opción para atraer recursos ante la falta de ahorros propios y el financiamiento internacional que sí llega, pero no basta.

La segunda ley busca un ordenamiento de las finanzas a largo plazo, mediante un mayor control del gasto público y del endeudamiento, justamente para que este tipo de acontecimientos no nos tomen tan desprevenidos.

Las leyes no van a solucionar los problemas del país de la noche a la mañana, pero dan una luz para superar la emergencia y algunos problemas estructurales. Son perfectibles y por eso han sido modificadas gracias a los debates. Ahora está en manos de la Asamblea votar en función de las necesidades del país, son cálculos políticos, y eso sí, velar para que sus objetivos se cumplan. (O)

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