La empresa estadounidense Texaco terminó sus operaciones en Ecuador en 1993, al año siguiente las comunidades amazónicas presentaron en Estados Unidos una demanda contra la petrolera por la contaminación medioambiental en una extensa zona de la mayor reserva de biodiversidad de nuestro país. En 2001, la también estadounidense Chevron, absorbió Texaco y automáticamente heredó la demanda.
Desde 1993 hasta 2019 son 26 años en los cuales las acciones legales han ido de un país a otro, de un juez a otro juez; 26 años y la contaminación sigue ahí; 26 años en los cuales han llegado artistas famosos a untar sus manos -con o sin guantes- en el crudo derramado. Mia Farrow, Danny Glover, entre otros. Hasta se creó una empresa para organizar los viajes y se le pagó $ 6,4 millones; pero la contaminación sigue ahí.
Sin embargo, ya se tomó una decisión que esperó demasiado, pero que era muy necesaria; las autoridades ambientales y de hidrocarburos decidieron limpiar el crudo que quedó en forma de charcos y en piscinas desde los años noventa del siglo anterior. Esto no significa que haya terminado la disputa entre las comunidades amazónicas y la empresa estadounidense, lo significativo es que la remediación ambiental se va a iniciar. “Es un pedido del Presidente (Lenín Moreno) que nosotros remediemos eso”, señaló en su rendición de cuentas 2018 el ministro de Energía y Recursos Naturales no renovables, Carlos Pérez.
Esto se hace luego de que la justicia permitió la intervención para remediar los pasivos ambientales existentes. Bajo la absurda idea de que no se debía limpiar para que se mantengan las evidencias, nadie, en todo el tiempo señalado, ordenó la limpieza. No podía ser que las comunidades siguieran viviendo en su entorno con derrames tóxicos; la cuenta habrá que pasarla a la compañía que contaminó y las comunidades amazónicas seguirán con sus demandas. A Chevron le toca pagar $ 9.500 en indemnizaciones por daño ambiental sobre nuestro espacio amazónico. (O)