Desde el lunes regirán nuevas reglas en los tres colores del semáforo de riesgos frente al covid-19 que se aplica en el país. En términos generales, las restricciones de movilidad se relajan, sin que aquello implique retornar a la situación anterior.

Los toques de queda, por ejemplo, se cumplirán en todos los casos en horas de la noche; el permiso de circulación para vehículos particulares pasa a dos o tres días a la semana y se amplía hasta los sábados, y se habilitan algunos sistemas de transportación masiva, entre ellos los urbanos. Sin embargo, el riesgo potencial de contagio con el nuevo coronavirus hace inevitable la adopción de ciertas medidas.

Así, será imposible que los buses circulen con el exceso de pasajeros en horas pico a los estamos acostumbrados. Permitirlo sería exponer a millones de personas a una eventual infección. Por ello, las autoridades dispusieron que las unidades circulen máximo al 50% de su capacidad, y eso en los cantones con semáforo en amarillo o verde.

Esta situación implica un reto de movilidad para miles de personas en un país que intenta abrir poco a poco su economía para reactivarla. Solo en Quito, según datos del Municipio, se producen 3,6 millones de desplazamientos diarios en automotores, y el 73% de estos se efectúan en transporte público (61,9%) e institucional (11,1%); mientras que un 23,1% se realizan en autos privados y 3,9%, a bordo de taxis.

¿Qué opciones hay? Usar sistemas alternativos de movilidad, tales como la bicicleta, como ha ocurrido desde que se declaró la emergencia. No hay cifras oficiales sobre el aumento en el uso vehículos no motorizados en este período, pero la visión de gente en bicicleta y caminando se ha vuelto más común.

Esto no solo ha facilitado los desplazamientos, sino que, junto con la baja de vehículos motorizados en las calles, ha mejorado la calidad del aire que respiramos. Además, el ciclismo es una actividad que se practica en proporción de una persona-un vehículo, por lo que su masificación incentiva la medida de distanciamiento social y reduce las posibilidades de contagio. (O)