Empoderamiento de las mujeres rurales. Ese tema abordaron las esposas de los jefes de Estado y representantes de América Latina.
Ayer, ellas participaron en un webinar junto con FAO para tratar experiencias positivas de las mujeres rurales, indígenas y afro durante la pandemia.
Este grupo, bajo el nombre de Alianza ALMA, creada hace un año, se sumó a la campaña de ese organismo internacional de las Naciones Unidas: “Mujeres rurales, mujeres con derechos”, que reúne a 25 organizaciones de la región.
Esa alianza ha impulsado iniciativas colectivas que apoyan las acciones de las autoridades de Latinoamérica en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
¿Por qué? 58 millones de mujeres viven en zonas rurales de América Latina y el Caribe y una parte importante de ellas juega un rol central en la producción y abastecimiento de alimentos. Pero, al mismo tiempo, viven entre múltiples desigualdades, la pobreza, inseguridad alimentaria y desnutrición que afectan a sus familias.
En Ecuador la agricultura familiar campesina garantiza más del 60 % de la producción nacional de alimentos. Por eso, el Ministerio de Agricultura y Ganadería lanzó la Estrategia Nacional Agropecuaria para Mujeres Rurales para impulsar los emprendimientos, la capacitación y el intercambio.
Hay más de 2 millones de mujeres dedicadas a la agricultura y la ganadería que aportan a la economía nacional y a la soberanía alimentaria. Eso llevó a desarrollar el crédito “Súper Mujer Rural”, que promueve el empoderamiento y la autonomía económica de las mujeres, dijo Rocío de Moreno, presidenta ad honórem del Comité Plan Toda Una Vida, durante el webinar.
El crédito va desde 50 a 10.000 dólares, a un plazo de pago entre tres y cinco años, que sirve para actividades agropecuarias y comercialización en actividades agroproductivas en huertos familiares o granjas.
Durante la pandemia las mujeres rurales ecuatorianas armaron 40 mil canastas agrícolas con los productos que sembraron y cosecharon en sus huertos y las vendieron de manera directa a los domicilios de los consumidores.
La FAO pone a disposición de los países de la región su plataforma de cooperación sur-sur, para que los Estados sumen esfuerzos, reactiven la economía, detengan el hambre y establezcan acciones concretas para mejorar las vidas de las mujeres rurales.