La adopción se concibe jurídicamente como el acto por el cual una persona adulta toma como propio a un hijo ajeno y establece con él una relación muy parecida, si no idéntica, a la que tendría con un menor procreado por ella misma. Pero más allá de la parte legal y la tramitología necesaria, el proceso significa la unión de vidas entre quienes adoptan, la mayoría de los cuales no pueden concebir por sus propios medios, y los niños o adolescentes que reciben una oportunidad y son acogidos como parte de una familia.

Por ello, el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) ha trabajado en la transformación de los procedimientos necesarios para este fin, con el objetivo, entre otras cosas, de que no haya personas que esperan durante años para tener un hijo y, por otro lado, que niñas, niños y adolescentes no pierdan la posibilidad de conocer lo que es un hogar en la etapa más importante de la fase formativa de su personalidad y el establecimiento de sus valores.

El ministro Iván Granda resume la labor en este sentido en la necesidad de “que la adopción en Ecuador entre a una nueva era, eficiente y efectiva”. Una de las estrategias para lograr aquello es la reforma del Código Orgánico de la Niñez y la Adolescencia (CONA), proyecto que fue discutido en primer debate en la Asamblea Nacional.

Los cambios apuntan a que si ahora, en el mejor de los casos un juicio de adopción dura entre 3 y 6 meses, con las reformas tome máximo 1 mes. Y que la declaratoria de adoptabilidad que duraba años, ahora tarde máximo 12 meses, y que el juicio de adopción dure máximo un mes.

Como parte de esta idea de celeridad, en la que en ningún caso se descuida la seguridad de los pequeños, los procesos de adopción no se han detenido ni siquiera durante la pandemia por el covid-19; los funcionarios involucrados han venido trabajando de forma telemática.

De esa manera, los 255 niñas, niños y adolescentes que tienen declaratoria de adoptabilidad concedida y aquellos que esperan integrarse a una familia tendrán la oportunidad de conocer el calor de un hogar. (O)