Y si son tantas, ¿dónde quedan esas tesis, sacadas de la demagogia, de que Ecuador va camino al sistema de partido único? Eso se llama irresponsabilidad política y un poco de fantochería mediática. Un país como el nuestro, cuya mayor característica es su amplia diversidad, jamás podrá vivir un sistema  bipartidista, y mucho menos de partido único.

Lo aprobado hasta ahora por la autoridad electoral indica que las próximas elecciones serán disputadas entre 11 organizaciones nacionales y 63 de carácter local. Eso ni es ni bueno ni malo en sí. Todo lo contrario, prueba una vez más la intensa movilización política que genera una contienda electoral. A la vez dibuja el panorama ideológico del Ecuador de estos tiempos.

Y si bien la mayoría de grupos registrados se inclina hacia la izquierda, el panorama  es una fotografía de los nuevos tiempos. Habrá que esperar las propuestas y planes de gobierno para advertir por dónde se van a conducir los debates y las propuestas. De hecho, solo en el ala derecha se habla de reformar la Constitución o de crear leyes que la cuestionen en su esencia. Y de ser así, evidentemente, en la próxima Asamblea, dependiendo de su composición, la disputa será relativamente intensa y cargada de ideologismos.

En realidad este proceso electoral reafirma y confirma la buena salud democrática del Ecuador, por encima de los afanes desestabilizadores de un sector, las denuncias falsas con que salen al exterior quienes no pueden sostener su discurso y sus afanes frente a la realidad y también de aquellos medios que desatan todas las dudas desde sus más particulares intereses, que son también, paradójicamente, los de postulados noeoliberales.

Por ahora el panorama es alentador, cargado de expectativas y demanda mucha responsabilidad de los actores que entran a este proceso electoral.