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Ecuador, 27 de Enero de 2025
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The guardian y el consorcio icij de periodistas revela cómo el banco ocultó de forma deliberada los activos y en algunas ocasiones aconsejó cómo burlar tratados e impuestos en la unión europea

El ICIJ identifica 6 intermediarios offshore en Ecuador (Infografía)

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Guayaquil-Londres.-

En su libro, el economista francés Thomas Piketty, autor de El Capital en el siglo XXI, califica a la industria de las empresas offshore o paraísos fiscales como una ‘amenaza mayor’ para la democracia y la base de la sociedad.

Precisamente estas oficinas offshore son las que Hervé Falciani identifica como las partes de una red que permitieron la evasión de millones en impuestos al fisco, a través del banco HSBC, cuya sede principal está en Londres. Los hoy famosos #SwissLeaks, entregados por el exinformático Falciani, develaron las prácticas de 106.498 cuentas del HSBC entre 2005 y 2007. Una nómina que sumaría $ 180 mil millones en evasiones.

Pero sin las oficinas offshore ninguna de las operaciones entre el HSBC y sus clientes habrían podido cristalizarse. ¿Cómo funcionaban esas empresas ubicadas en paraísos fiscales? Panamá, Uruguay, Suiza, Mónaco, Estados Unidos, Reino Unido, Colombia, Holanda, China, Brasil, Senegal o Azerbayán son algunos de los países utilizados para ocultar el patrimonio o desviar las transferencias.

Además de ocultar deliberadamente las transacciones bancarias de sus clientes, el HSBC puso a disposición una táctica que consistía en burlar un tratado europeo conocido como ESD (EU-Wide European Savings Directive).

Este tratado, firmado en 2003, permitía a los ciudadanos europeos llevar enormes cantidades de dinero a cuentas suizas, pero a cambio el banco que receptaba el dinero estaba obligado a colectar impuestos y devolverlos a Gran Bretaña y otros países de la Unión Europea. Inicialmente el impuesto era del 15%.

Lo que hizo el HSBC, a través de las compañías offshore, fue encontrar un vacío en el tratado: el ESD solo se aplicaba a individuos, no a compañías. Es así que el banco ofrecía transferir el dinero de los clientes a cuentas corporativas con una actividad comercial genuina.

El dinero entonces estaría en una compañía creada en Panamá o las islas británicas vírgenes, tal cual reseña el diario The Guardian que tuvo acceso a la lista Falciani. “El cliente estaría descrito como un beneficiario del fondo o fundación de la empresa, no como el dueño legal”, explica el diario británico en su investigación.

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Los #SwissLeaks, revelados por The Guardian, indican además que el banco ‘aconsejaba’ activamente a sus clientes no pagar todos los impuestos encontrando formas para evadirlos. “Solían decir: no tiene por qué seguir con las reglas, tenemos otro producto para usted”, dijo el exinspector de impuestos Richard Brooks al diario inglés.

¿Quiénes son los intermediarios? Según Falciani, en entrevista a diario ABC de España, ellos son los que tienen que captar o ayudar a los clientes en sus respectivos países. “Estas personas, a su vez, no tienen por qué haber pisado Ginebra en su vida. De hecho, no haberlo hecho es un cordón sanitario que garantiza aún más el trabajo en la obscuridad”. Los llamados ‘intermediarios’ no están en nómina de ningún banco suizo, ya que pueden ser financieros en otras firmas, abogados o personas conocidas por la clase empresarial.

Los intermediarios ponen a los potenciales evasores en contacto con el banco pero también con otras personas ‘de negocios’ con las que pueden encontrar solución a problemas como la salida en efectivo de dinero al extranjero o una operación simulada de compra-venta.

Estas finanzas obscuras son las que Piketty considera en su libro como una de las claves para la desigualdad global, “permite que una fracción grande de la población con mucho dinero pague impuestos negligentes, mientras que el resto de nosotros paga grandes sumas de dinero en impuestos para financiar los servicios públicos como educación, salud o infraestructura”.

Más nombres en la lista

Conforme el escándalo de la filial suiza del banco HSBC da la vuelta al mundo, los nombres de empresarios, millonarios y banqueros latinoamericanos se suman a la lista de 106 mil clientes que habrían utilizado cuentas en el exterior (offshore), para evadir impuestos de las autoridades.

El contador argentino Miguel Gerardo Abadi es una de las figuras de América Latina que destaca en la llamada ‘Lista Falciani’, en referencia al exempleado informático de la institución que filtró los datos.  

Los peruanos Matías Rojas Bruce y Alfredo Eyzaguirre, este último exgerente del departamento de Mercado Externo de Petroperú, también se incorporaron a esta vorágine financiera de 96 clientes y 129 cuentas bancarias en el HSBC provenientes de ciudadanos con pasaporte peruano.

En México, los acaudalados clientes llegan a 893, entre ellos Carlos Hank Rhon, propietario del grupo financiero Interacciones, e hijo de un reconocido político. Hank  llegó a tener $ 150 millones en la filial suiza.

Junto a Hank, aparecen el consultor Camil Garza; el expresidente de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), Luis Téllez; su antecesor en esa posición, Guillermo Prieto Treviño; el exdirector de la Comisión Federal de Electricidad, Alfredo Elías Ayub; el magnate de la construcción, Moisés El Mann Arazi, y el banquero Enrique Vilatela.

Ese país acumula 2.642 clientes, con cuentas por $ 2.2 mil millones, señaló ayer diario El Universal.

En América Latina, el dinero confiado al HSBC llegaría a más de $ 30.000 millones. La mayoría de los fondos latinoamericanos provienen de Venezuela con$ 12.000 millones, aunque según un medio escrito de ese país parte de ese monto corresponde al Banco del Tesoro de Venezuela, representado por el ministro de Banca Pública, Rodolfo Marco Torres y por Alejandro Andrade. La Tesorería Nacional también tendría fondos.

Por otra parte, el resultado de la filtración de datos generó la apertura de investigaciones en Argentina. En septiembre del año pasado, Francia entregó a la administración fiscal una lista de 3.900 argentinos o residentes con cuentas en HSBC domiciliadas en Suiza.

A la par, la justicia de ese país imputó ese mismo mes a directivos del banco por supuesta evasión agravada en casi 400 millones de pesos, a través del uso de cuentas fantasma y facturas apócrifas.

Estas empresas habrían facilitado la evasión. En algunos países de Latinoamérica, el HSBC tiene actualmente o tuvo operaciones.

En México, por ejemplo, el banco comenzó a operar en 1941 y, según detalla su página web, es una de las agrupaciones financieras y bancarias más grandes de ese país, con 1.005 sucursales, 5,6 millones de clientes y activos por $ 494 millones a 2012.

Pero ese mismo año, de acuerdo con un reporte de Reuters, la institución negoció la venta de 62 sucursales en Colombia, Perú, Uruguay y Panamá, cuyos activos llegan a los $ 4.500 millones. Lo mismo ocurrió en Costa Rica, El Salvador y Honduras.

Este diario consultó a la Superintendencia de Bancos (SB) si la institución solicitó iniciar operaciones en Ecuador.

La SB indicó que no ha recibido hasta el momento ni en periodos anteriores un pedido formal y oficial por parte del HSBC para iniciar operaciones en Ecuador o comprar algún banco ecuatoriano. “El sistema financiero ecuatoriano que supervisa la Superintendencia de Bancos actualmente presenta un comportamiento muy adecuado y está muy fortalecido, por lo que cualquier rumor infundado relacionando al Banco HSBC con bancos ecuatorianos podría ocasionar inquietud en los depositantes”, expresó la entidad en un comunicado.

Tras hacerse pública la información de  Falciani, el HSBC reconoció que en el pasado la filial suiza fue utilizada por clientes para manejar su patrimonio de manera discreta, y aprovecharon el secreto bancario para tener cuentas no declaradas.

Ahora las autoridades de vigilancia estadounidenses han decidido investigar. Un funcionario del Departamento de Justicia declaró ayer al diario La Vanguardia que se revisarán los acuerdos de 2012 que se estipularon con esta entidad sobre blanqueo.

Ese año se pactó con la entidad el pago de 1.670 millones de euros para evitar que se le imputaran cargos delictivos por lavado de dinero procedente de drogas en el sistema financiero estadounidense.

El acuerdo preveía que HSBC colaborara durante 5 años en las investigaciones y no cometer ningún delito una vez signado el pacto.

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