EL ESCRITOR HABITÓ EN CHIVILCOY ENTRE 1939 Y 1944
El paso de Cortázar sobrevive en una pensión argentina
La habitación de una pensión sin lujos, con paredes blancas, una máquina de escribir y llena de libros fue la casa de Julio Cortázar entre 1939 y 1944, el tiempo que pasó en la pequeña localidad bonaerense de Chivilcoy trabajando como maestro.
La memoria del autor de Rayuela, que el próximo 26 de agosto habría cumplido 100 años, se mantiene viva en la mente de los que lo conocieron sin saber que un día se convertiría en un referente de la literatura mundial.
“Si bien él completamente achatado y aburrido, en lo que son lazos personales, ya sea con la familia de mi mamá y con algunos de sus alumnos, él tuvo lazos que valoró mucho y que duraron un tiempo”, explicó Elisa Suárez, nieta de los fundadores de la pensión Varzilio, que cerró sus puertas 2 años después de que se fuera Cortázar del lugar.
“Existen algunas referencias a Chivilcoy y a mi abuela en su literatura. Hay un cuento, que se llama Distante espejo, que menciona específicamente a mi abuela y a la pensión”, añadió Suárez.
“En la misma pensión, los huéspedes se juntaban a comer todos en el comedor, como una gran familia. Mi abuela cocinaba con ayuda de sus hijos, mi mamá y todos sus hermanos colaboraban. Mi mamá tenía entonces 16 años”, detalló Suárez, acostumbrada a contar las historias sobre Cortázar que escuchó a su familia.
La madre de Elisa, Rosa Luisa Varzilio, era apenas una adolescente cuando Cortázar, con 25 años, llegó a Chivilcoy para enseñar historia, geografía e instrucción pública -pero nunca literatura- en la Escuela Normal Mixta Domingo Faustino Sarmiento.
La familia que acogió a Cortázar se acostumbró pronto al sonido constante de la máquina de escribir de su huésped.
“Escribía mucho en manuscrito. Mi mamá le pasaba algunos cuentos a máquina cuando él no tenía tiempo. Pensamos, por deducción, que mi mamá le pasó Bestiario, que escribió estando acá en Chivilcoy, aunque ella ya no recuerda”, manifestó Elisa.
Aún quedan las cartas que Julio y Rosa continuaron intercambiando después de que él dejara Chivilcoy para marcharse a la provincia de Mendoza (oeste).
“Gracias por su carta, que aparte de su motivo inmediato me trajo la alegría de saber algo de ustedes y de Chivilcoy. Lástima que fuera tan breve. (Usted, tan locuaz, ¿por qué es tan lacónica cuando escribe? ¿No le gusta recibir una extensa e interesante carta?”, escribió Cortázar a Rosa Varzilio en julio de 1944.