Argentina programa varias actividades para debatir sobre su legado
Hoy se celebran 100 años de Julio Cortázar, el escritor fuera de su tiempo (Infografía y Enlace)
Hace 100 años se inició una de las guerras más cruentas que ha enfrentado la humanidad. En medio de la turbulencia que implicaba la entrada de las tropas del Káiser a Bélgica, como parte del conflicto, nació Julio Cortázar, en Bruselas. La turbulencia dio como fruto a uno de los seres más pacíficos del planeta y un ícono de la literatura universal.
“En literatura no hay temas buenos ni temas malos, hay solo temas bien o mal tratados”, defendía Julio Cortázar, cuyo legado analizan desde hoy escritores y académicos convocados en Buenos Aires por su centenario. (IR AL ESPECIAL MULTIMEDIA: CELEBRANDO A CORTÁZAR)
‘Lecturas y relecturas de Julio Cortázar’, organizado por el Ministerio argentino de Cultura, reúne a unos 40 escritores, académicos, periodistas y pensadores que debatirán hasta mañana sobre la herencia del autor de Rayuela, tanto en la literatura como en el cine y el teatro.
En la cita participan, entre otros, los argentinos Martín Kohan, Oliverio Coelho y el español Agustín Fernández Mallo. Todos coinciden en subrayar la trascendencia del escritor para la literatura universal y muy especialmente su impacto en las letras latinoamericanas.
“Es el escritor argentino internacional y que de alguna manera exportó un imaginario local”, explicaba Coelho durante el debate, mientras que Kohan subrayaba que fue uno de los primeros en “escribir la historia a través de los perdedores”.
“Cortázar fue un precursor de lo que llamamos hoy día el estudio del mundo a través de los sistemas complejos”, dijo Fernández Mallo, para quien tratar de negar su influencia en la literatura hispana sería, “además de falso, ridículo”.
Exposiciones, conferencias, lecturas y dramatizaciones de sus textos en ciudades de todo el país y hasta un busto que se descubrirá hoy en la Biblioteca Nacional evocan la figura de Cortázar.
En Buenos Aires las distintas administraciones, enfrentadas políticamente, compiten en los homenajes a este ‘flaco’ genial, que arrastraba la ‘r’ y que mantuvo una particular relación con la ciudad, donde pasó 6.000 de los 25.372 días de su vida, tal como recuerda el escritor argentino Diego Tomasi en su libro Cortázar por Buenos Aires, Buenos Aires por Cortázar.
Aunque se instaló en París en 1951, la ‘Reina del Plata’ le inspiró para buena parte de sus obras, como Los Premios, que fue elaborando en sus asiduas visitas al legendario porteño café London City, que precisamente acaba de reabrir sus puertas tras un año de arreglos para sumarse a la celebración de su centenario.
“Yo soy un porteño perfecto y no podría escribir sobre otra cosa. Por otro lado, Buenos Aires está todavía por escribirse”, revelaba a la revista El Porteño, en 1983, el año en que visitó por última vez la capital argentina.
En ese viaje, Cortázar se reencontró con viejos amigos, caminó por la emblemática Corrientes, acudió a ver la película No habrá más penas ni olvido, basada en la novela de Osvaldo Soriano. También fue testigo de manifestaciones que sacudían la ciudad para reclamar por los desaparecidos durante la sangrienta dictadura militar (1976-1983).
No fue una visita de carácter político, pero Cortázar, activo en sus denuncias contra el régimen militar en foros internacionales, había solicitado una reunión con Raúl Alfonsín, el primer presidente de la recién recuperada democracia argentina.
En aquel viaje tuvo tiempo para dejarse entrevistar y fotografiar, entre otros, por Dani Yako, que tomaría su última imagen en Buenos Aires, cerca de los viejos almacenes Harrods, en el corazón de la ciudad, con un cigarrillo en la boca, anteojos y la mirada perdida.
“Vine a despedirme de mi madre”, le dijo Cortázar antes de concluir la sesión de fotos.
“Entonces pensamos que venía a despedirse de su madre enferma, pero cuando murió (meses después) empezamos a estudiar las fotos y descubrimos que estaba muy delgado y detalles de que estaba enfermo.
Él se despedía, no solo de su madre, sino también de la Argentina. Esa frase nos hizo pensar que sabía que iba a morir”, recordó.
El 7 de diciembre de 1983, Julio Cortázar regresó a París, donde murió el 12 de febrero de 1984, víctima de leucemia.
Antes de abandonar Buenos Aires, ya en el aeropuerto de Ezeiza, concedió la última entrevista. “La Argentina es un lugar donde quiero estar, pero nada es definitivo en mi vida”, dijo entonces.
Rayuela es la vida parisina
En junio la novela insigne de Cortázar cumplió 50 años. Por esa razón el Instituto Cervantes de París organizó la exposición ‘Rayuela: el París de Cortázar’ (Ver infografía).
Puede ser que la lectura de Rayuela sea una aproximación a la vida de Cortázar en París, pues sin duda coincide con los lugares que prefería y, que a la vez, les da una narración al insertarlos en su novela, como parte de los espacios de sus personajes principales.
En la ruta de Cortázar en París, la ‘Maga’, la uruguaya que protagoniza la historia, se cruza con Horacio de Oliveira para resignificar los espacios por los que el escritor habita.