Los universitarios divulgan los perjuicios del plástico en el ambiente
Es el quinto día de junio. Un furioso sol vespertino traspasa las ropas y abrasa las pieles de quienes están en el área de la pileta de la Plaza Guayarte, en el ala que conecta con la avenida Carlos Julio Arosemena.
La pequeña Lina, de 3 años y medio, camina tomada de la mano de su madre, Sara García. De pronto ambas se detienen en un stand de la Fundación Amiguitos del Océano.
Es uno de los 10 puestos de las diferentes instituciones públicas y privadas que participan en la II Feria de Reciclaje “Yo reciclo, ¿y tú?”, con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente que se celebra cada 5 de junio.
Daniela Hill, directora de la fundación, interactúa con la niña sobre el cuidado del ecosistema, mientras que su compañera Janice Márquez de la Plata explica a los adultos sobre los coloridos peines que elabora la organización con el plástico reciclado que hallan en las playas y mares de la costa ecuatoriana.
Sara compra uno para su hija y destaca la importancia del evento, especialmente por “el compromiso de las empresas en la lucha por el ambiente”. Comenta que ella recicla las fundas plásticas y utiliza sorbetes de aluminio. Son prácticas que también transmite a su pequeña, que ahora observa un video alusivo al tema.
Este año, las Naciones Unidas determinaron que la conmemoración por el Día Mundial del Medio Ambiente gire en torno a la “Contaminación del aire”, para ayudar a combatir un grave problema que afecta a millones de personas en todo el mundo.
Nueve de cada diez personas en el planeta están expuestas a niveles de contaminación atmosférica que superan los señalados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Advierten que como consecuencia, nuestra esperanza de vida es menor y la economía de ciertos países resulta perjudicada.
Es un concepto que tiene claro Diana Elizalde, estudiante de la carrera de Diseño Gráfico de la Escuela Superior Politécnica (Espol), desde el stand que representa a su universidad informa los beneficios que proporciona al aire el Bosque Protector La Prosperina, un área protegida que está situada dentro del campus de la institución.
“Es importante que la gente genere conciencia del cuidado de nuestros recursos naturales, como los árboles que purifican el aire”, dice a un grupo de estudiantes del primer semestre de la Facultad de Administración de la Universidad de Guayaquil,
Más temprano, junto con su compañera Kimberly Muñoz, canjearon 20 plantas por botellas plásticas que llevaron los asistentes a la feria. Algunas de las especies son de albahaca, tomate y menta. Ambas socializan un proyecto de reciclaje.
En otro stand, Lourdes Valarezo, representante de Nestlé, comenta que los envases tetra pak de los productos de la empresa proceden de fuentes responsables, que son árboles de sembríos planificados.
Funcionarios de la empresa Nirsa, con sus productos Real y Tesalia, explican cómo apoyan la causa ambiental desde sus espacios.
Mientras César Silva, de Fibras Nacionales, comenta al grupo de alumnos de la Universidad de Guayaquil sobre el modelo de negocio. Bajo el eslogan “Salvemos a la Tierra”, la organización anuncia la compra de cartón, papeles de archivos, plásticos, chatarra, cobre, bronce, aluminio, tetra pak y plástico PET.
Alrededor de la pileta se observan cuatro dispositivos que canjean botellas plásticas por premios. Son de la empresa T’Kay, una de las organizadoras del evento junto con la Universidad Católica Santiago de Guayaquil y el Municipio de esta ciudad.
Ana Zapata, presidenta del Club Rotario Guayaquil Norte, explica que con cinco botellas la máquina entrega automáticamente los pases 2×1 para Cinemark. Con un menor número de envases obsequia descuentos por compras y consumos en firmas involucradas con el cuidado de la naturaleza.
La máquina reconoce automáticamente el plástico. El propósito de que estén en este espacio es fomentar la cultura de un mejor cuidado ambiental.
La meta de los organizadores, hasta el siguiente día de la feria, era recuperar 100 mil envases PET. En horas de la mañana, cuando se inauguró el evento, llegaron estudiantes de diferentes colegios de la urbe con cientos de botellas que canjearon en los dispositivos y recorrieron los stands.
En la tarde la intensidad de colegiales disminuyó, pero llegaron los universitarios como Meyby Villacís, Conny Pacheco y Génesis Bastidas, además de otro público adulto.
Janice y Daniela, de la fundación Amiguitos del Océano, destacan la importancia de hacer conciencia en los más pequeñitos, como Lina. Por eso la organización ofrece charlas en colegios sobre temas de biodiversidad, ecosistemas costeros y reciclaje.
La pequeña Lina observa encantada el peine de plástico reciclado que le compró su mamá. Probablemente, por su corta edad, aún no comprende el daño que genera el material a la naturaleza, pero de algún modo las activistas siembran conciencia.
Cuando el sol empieza a debilitarse, Lina y su mamá finalizan su recorrido. (I)