La sobreprotección causa un gran perjuicio a los niños
Con el paso del tiempo las familias han pasado de un estilo autoritario a uno sobreprotector, pasando de un extremo nocivo a otro igualmente inapropiado. Ningún niño necesita sobreprotección, pues ello merma el desarrollo de autosuficiencia en los hijos. Entonces, ¿dónde están los límites de protección hacia ellos?
Primeramente, se debe asimilar que la protección paternal o maternal comprende cubrir las necesidades básicas, apoyarlos y darles afecto.
Ahora bien, la psicóloga Gladys Véliz, coordinadora de la Unidad Educativa Delfos, sostiene que en el campo académico sucede que el padre o la madre tienden a ejecutar la tarea del estudiante, debido a una inasistencia por enfermedad, desatención en clase, o falta de comprensión en el contenido, lo cual "no debe ser así, porque de tal manera no ayudan a desarrollar su autonomía y responder ante la única responsabilidad que tienen hasta el momento que son sus estudios".
La experta recomienda que el papel de guía de desempeño en las tareas del hogar, por parte de los padres, debe atravesar una transición progresiva y no brusca para que sus vástagos no sientan frustración a la hora de ejecutarlas solos. Tales instrucciones deben presentar firmeza, lo que no es sinónimo de autoritarismo.
Véliz plantea que, dentro de un margen, "se debe dejar que los niños adopten cierta toma de decisiones por sí mismos, que en principio tiene poca importancia, pero que a ellos les hará sentirse bien consigo mismo". Por ejemplo, al plantearle alternativas de paseo al parque o al cine, se le debe condicionar que recoja sus juguetes.
Para evitar el uso de un lenguaje vulgar en los hijos, la psicóloga aconseja "primero prevenir definitivamente, cuidar las compañías, seleccionar los programas de televisión, predicar con el ejemplo". A la par manifiesta que es preciso actuar con naturalidad en las primeras ocasiones a la hora de realizar observaciones en su habla, entendiendo sus motivaciones y corrigiéndolas de manera razonada y no amenazante con gritos y castigos. Además, Véliz alecciona que siempre se debe hablar con firmeza ante las palabras malsonantes, manteniendo la paciencia y resaltando que de seguir esa práctica habrá una penalización.
Cuando un niño es agresivo en su entorno hay que sensibilizarlo sobre el error de su actitud. Estos momentos son más predecibles a la hora de dormir, cuando deben dejar de jugar o iniciar sus tareas. Padre e hijo deben tener una comunicación asertiva, evitando los desencadenantes.
“Hay que preguntar a los niños cómo se sienten, cómo piensan que pueden resolver el problema”, dice Véliz al tiempo de aleccionar que se debe “elogiarlo cuando logramos calmarlo; fecilitarlo por haberse tranquilizado, y cuando trate de expresar sus sentimientos verbalmente, con tranquilidad, entonces llegar a un acuerdo”.
¿Cómo aportar al desarrollo de la autosuficiencia?
Los pequeños encargos son una herramienta que va desarrollando la capacidad del niño para ser autosuficiente. Las responsabilidades también son importantes para ellos.
“Como maestros y padres debemos facilitar las herramientas para que aprendan a desenvolverse en todo contexto. (…) Si nosotros hacemos todo por ellos le causaremos un gran perjuicio”, explica la experta.
Por otro lado, una buena alimentación y una habitación con buena temperatura evitan que el niño se levante durante la noche para compartir cama con sus padres, un característica de sobreprotección.
La manera de generar el hábito de dormir se fomenta a través de una rutina a la hora de acostarse que puede consistir en narrar un cuento o entonar una canción que lo ayude a conciliar el sueño y vea que está en un ambiente apropiado.
También una de las herramientas posibles y de buena adquisición son los denominados ‘quitamiedos’: un peluche, una foto de mamá o papá, una buena manta o los atrapa sueños.
Finalmente, crear momentos en familia es más que necesario, pero estos deben ser fuera del dormitorio, pues esto favorece un vínculo positivo y evita inseguridades y temores. (I)