Las instalaciones de la escuela granja de la fundación Cecilia Rivadeneira, al este de Quito, acogerán a los niños con enfermedades catastróficas que se tratan en el hospital pediátrico Baca Ortiz y que requieren un espacio más amigable con sus patologías.

La fundación se convertirá en un centro especializado de tercer nivel ambulatorio, gracias al convenio de cooperación con el Ministerio de Salud Pública (MSP).

Su máxima autoridad, Juan Carlos Zevallos, y el director de la fundación, Wilson Merino, suscribieron un acuerdo que facilitará el tratamiento de los infantes en un ambiente totalmente cómodo por cinco años.

“Este paraíso chiquito que ustedes han construido acá será un alivio para los padres, los niños en especial, y también para el hospital Baca Ortiz, para que puedan venir a esta isla de paz”, señaló Zevallos, quien constató las bondades del espacio creado hace más de 2 años.

Merino expresó su satisfacción por romper el paradigma de la salud tradicional y proponer un modelo colaborativo de innovación en la salud infantil, donde la sociedad civil puede colaborar con el sector público.

“En un momento tan crítico para el país, debemos sumar y multiplicar oportunidades en beneficio de los más necesitados, para que puedan ejercer su derecho a la salud”.

Este trabajo articulado surge en el contexto de la emergencia sanitaria que ocasionó la interrupción de tratamientos oncológicos de cientos de niños por la situación de pobreza en la que se encuentran.

Con el mismo, además, se evitará que los menores hospitalizados y cuyo sistema inmune es más indefenso estén expuestos al contagio de la covid-19 por otros niños que acuden al nosocomio.

El convenio contempla actividades de promoción, prevención y capacitaciones sobre el cáncer infantil; al igual que la designación de personal de salud y abastecimiento de insumos médicos para los pacientes que continuarán sus tratamientos ambulatorios, de quimioterapia y radioterapia, en los hospitales del Ministerio de Salud. (I)