Se levanta todas las madrugadas llorando, a veces por el intenso dolor en su pierna y otras por el recuerdo súbito de sus padres agonizando entre los fierros retorcidos y clamando por ayuda.

Así son las noches de Rafael Pinargote Ramos, de 13 años, quien sobrevivió al accidente de tránsito, suscitado el pasado 13 de abril, en la vía Guayas-Manabí, el mismo que dejó con la pierna luxada a David Quishpe.

Su hermana, Johanna Pinargote, relata que el adolescente viajaba junto a sus padres, Héctor Pinargote Loor, de 53 años e Isidra Ramos Cusme, de 46, hacia el hospital Francisco de Icaza Bustamante de Guayaquil para realizarse una revisión médica de rutina por un problema congénito que adolece en su aparato urinario.

“El vio morir a mis padres. Cada vez se recrimina a sí mismo, diciéndose que por su culpa ellos murieron”, indica entre sollozos Johanna, quien agrega que el joven piensa así porque el viaje se realizó, justamente, por hacerlo atender con un especialista en Guayaquil.

Actualmente Rafael está en silla de ruedas y tiene varios clavos y platino en su pierna derecha, así como en el brazo izquierdo. Su rostro quedó bastante aporreado luego del accidente; aunque las cicatrices han ido menguando con más de una docena de cremas, cuyo valor es de 22 dólares cada una. Asimismo, los gastos por concepto de movilización, comida y hospedaje cada vez que viajan a Guayaquil desde Manta son bastante onerosos para los hermanos de Rafael, quienes ahora lo cuidan.

Eva Álvarez, funcionaria de Corposoat (Corporación de las aseguradoras del SOAT), indica que el centro de salud luego de atender al herido y darle el alta, recauda la documentación establecida por las autoridades y reclama a la aseguradora el pago de las prestaciones brindadas. Luego de recibidos los casos, las aseguradoras deben atender el pedido de pago.

Los familiares de Héctor Pinargote e Isidra Ramos, por ejemplo, recibieron el pasado 4 de mayo, por parte de la aseguradora Colonial, la cantidad de 5.000 dólares por fallecido. El reembolso por los gastos funerarios se hace a nombre de las persona que lo sufragaron, según las facturas correspondientes.