“Mi hijo me pide que le diga princesa y no príncipe”
El nacimiento de su tercer hijo motivó a Enrique y Cristina a comprar ropa de color azul, pelotas, carros. Sin embargo, los gustos del pequeño que hoy tiene cuatro años fueron opuestos a lo que ellos pensaban.
La pareja de esposos vive en Milagro. Cristina recuerda que sus expresiones eran femeninas.
A finales del año pasado ambos se percataron de su necesidad de ser niña. “Nos insistía que le digamos princesa y que le compremos un vestido rosado. Le decía que era un príncipe pero se molestaba y me decía que no. Que era la princesa porque ella era una niña”.
La situación inicialmente llevó a Cristina, en enero de este año, a buscar en internet “Mi hijo quiere ser niña” y luego a mantener conversaciones con fundaciones de transgéneros como Cattleya ec.
“Entendimos que le estaba haciendo daño que lo trataran como él, porque vomitaba, pasaba enfermo, y supimos que debíamos dejar que expresara lo que sentía”.
Por ello Enrique y Cristina decidieron adoptar un nuevo nombre: Coral y dejar de llamarlo Leonardo, como dice su partida de nacimiento.
“La estamos tratando como niña. Dejamos que se ponga vestidos, cintillos en la cabeza, que tanto le gustan, y que juegue con su muñeca. Los hermanos también la tratan así. Parece que entre ellos la aceptación es más fácil”.
Cristina agrega que le explicaron que por ahora no puede salir de la casa con vestidos porque hay que educar a las personas poco a poco.
“Pese a su edad ella entiende que hay lugares a los que puede salir vestida de niña y en otros no. No queremos que la vean como alguien raro, porque no es una enfermedad”.
Sin embargo, la semana pasada hicieron una excepción. Llevaron a Coral al parque junto con sus hermanos. “Se hizo amiga de otra niña y creo que los padres no notaron que era un niño.
“A Coral no podemos dejarla sola porque debe aprender ciertas cosas. Por ejemplo, cuando quiso ir al baño intentó subir su vestido y sacar su genital”.
En la escuela donde cursa la educación inicial no tiene ese problema porque va con calentador y camiseta, pero sus compañeros le dicen que no es una niña.
Para los padres de Coral su felicidad es su lucha diaria. Por eso decidieron iniciar el proceso de aceptación y no esperar. “Nosotros vamos a criar una niña con valores”. (I)