La comunicación asertiva resuelve las disputas familiares
En el núcleo familiar suelen presentarse situaciones atravesadas por distintos tipos de conflicto que rompen el clima de armonía y bienestar emocional, provocando una afectación considerable en la calidad de vida de sus integrantes. Para experimentar una convivencia civilizada se torna necesario practicar de manera diaria una comunicación asertiva.
El psicólogo de la institución académica Educamundo Robert Sornoza aborda la cuestión, primeramente, recordando que la familia como institución se encuentra establecida como "una dinámica conformada por varios individuos con particularidades subjetivas, es decir que cada integrante tiene sus propios intereses, deseos, necesidades y formas de ver la vida. En este sentido, la sana convivencia depende del grado de compromiso y comunicación que cada uno mantenga con los demás", caso contrario, sostiene, esto "podría generar desacuerdos y conflictos".
Sornoza puntualiza que dentro del hogar pueden evidenciarse fricciones entre los padres por diversos razones como "el cumplimiento de responsabilidades, factores económicos, situaciones concernientes a la pareja". Asimismo, el psicólogo asevera que entre las más comunes, pero "no tan frecuentemente mencionada es la crianza de los hijos".
El experto apunta que actualmente, gran parte de los padres, por su ritmo de vida "no logran mantener un orden adecuado en dicha tarea ni una buena comunicación, generándose situaciones de conflicto no solamente en la pareja parental, sino incluso con los familiares cercanos".
Las causas más recurrentes de las fricciones entre hermanos pueden variar mucho en función de distintos factores como la edad, el género, la comunicación entre ellos, etcétera.
"En hermanos de corta edad suelen presentarse “síntomas” por imitación de aquello que ocurre en el núcleo familiar, por ejemplo, en familias donde se observen actos de violencia, es probable que los niños encuentren formas violentas o agresivas de relacionarse entre ellos. En hermanos adolescentes y adultos, que ya gozan de un criterio formado, las fricciones pueden disminuir mucho, sin embargo desde mi experiencia, he podido evidenciar conflictos relacionados a discrepancias ideológicas dentro del contexto familiar, fricciones ligadas al incumplimiento de roles y responsabilidades en el hogar y las más importantes desde mi punto de vista, una deficiente comunicación", profundiza el académico.
Asimismo, advierte que tales roces, de no ser trabajadas de manera adecuada, en ocasiones suelen lesionar de modo permanente la relación fraternal.
Por otra parte, el estudioso analiza que la relación entre padres e hijos "debe ser establecida bajo un equilibrio entre el afecto (demandar o brindar cariño, atención, cuidados) y los límites (normas, leyes, reglas, rutinas), los mismos que deben ser provistos y recibidos por ambas partes. Dicho equilibrio se ve en riesgo, cuando cualquiera de las partes (por ausencia o resistencia), no aporta lo suficiente para alimentar la relación, de esta manera, se pueden producir variadas fricciones en el hogar, evidenciándose padres ausentes o demasiado imponentes o sobreprotectores, niños desprovistos de normas, irreverentes ante la autoridad, en fin, una relación que podría tornarse patológica".
Finalmente, Sornoza destaca que el procedimiento para solucionar las disputas dentro del núcleo familiar es "sin duda alguna, el diálogo. Una comunicación asertiva entre todos los miembros de la familia les permitirá escuchar a los demás y sentirse escuchado, lo cual facilitará la comprensión de puntos de vista y posturas de cada uno, favoreciendo a la resolución de conflictos y establecimiento de acuerdos y compromisos". (I)