Shirley pierde manos y piernas por negligencia médica
Según el Colegio Médico de Perú, mensualmente, unas 15 denuncias de negligencia médica se registran en todo el país. Las razones son diversas, y van desde el maltrato recibido por los pacientes en hospitales públicos y privados, hasta la muerte.
El reciente caso de Shirley Meléndez, una profesional de 25 años que tras un cuadro de cálculos renales terminó con las manos y los pies amputados, ha vuelto a poner en la palestra este problema que, durante años, se ha multiplicado silenciosamente por las salas médicas.
Después de 2 operaciones y la inserción de un catéter renal, Shirley fue inducida al estado de coma del que solo saldría sin sus extremidades: una infección generalizada terminó por necrosar sus manos y pies dejando como única condición para su supervivencia la amputación.
El impacto mediático que ha tenido este caso muestra las fisuras legales y sociales que existen detrás de la mala práctica médica. Solo en 2014, el Ministerio de Salud registró unas 405 denuncias al respecto. Los casos son estremecedores y en su detalle reside gran parte de la paradoja de ir a buscar salud y perderla por completo.
Detrás del caso de Shirley se cuentan decenas de operaciones en las que los galenos olvidan pedazos de gasas, bisturís, y en una ocasión hasta un alicate, dentro del cuerpo de los pacientes. Hay denuncias de personas que aseguran haber sido operadas de todo menos de lo que las aquejaba. Los malos tratos son constantes en las salas de espera donde una simple afección respiratoria puede convertirse, con el paso de las horas y la inclemencia, en un cuadro infeccioso que pone entre la vida y la muerte a quien lo sufre.
En el cuadro legal del país la negligencia médica no cuenta con un marco especial para su juzgamiento. Las estadísticas muestran que esta carencia puede ser una de las razones para que solo el 10% de las denuncias anuales se judicialicen. Junto a ella reside el completo desconocimiento de las instancias institucionales a seguir cuando un paciente se siente víctima de un maltrato médico.
Solo en el primer trimestre de 2015, unas 140 denuncias al respecto se recibieron en el Colegio Médico bajo la forma de procesos éticos disciplinarios.
A pesar de que casos como los de Shirley no engrosan ningún registro estatal de pacientes que han sufrido negligencia médica, instituciones como la Defensoría del Pueblo se encargan de recordar que estas malas prácticas son responsables de un elevado número de afectados. Solo en un mes la Defensoría recibe entre 70 y 80 denuncias relacionadas con la atención médica. El 12% de ellas tienen que ver con negligencia.
La Superintendencia Nacional de Salud, organismo creado para velar por los derechos de los pacientes en el Perú, menciona que los casos tratados en el área de ginecobstetricia engrosan el 30% de la lista de negligencia, seguidos por los casos tratados en áreas de emergencia y cuidados intensivos. En los últimos 15 años, unos 6.500 de estos casos han sido registrados en el país.
A escala mundial, las tasas de muerte por mala práctica médica no pasan desapercibidas. Solo en Estados Unidos unas 98 mil personas mueren cada año tras ser atendidas en hospitales. España, uno de los países europeos donde este problema crece con el paso del tiempo, registra unas 690 personas fallecidas anualmente tras estas prácticas.
A pesar de que Shirley ha logrado llevar su caso hasta la misma Presidencia de la República, el camino que la espera es largo y tortuoso. En promedio, para lograr una indemnización por este tema deben pasar, al menos, 5 años entre los trámites y las certificaciones necesarias.
Del otro lado está el descargo de los médicos que dicen hacer lo humanamente posible con lo que el sistema nacional de salud pone en sus manos: malas instalaciones, materiales caducados, y un tiempo de atención máxima de 8 minutos por paciente, 480 segundos en los que es casi imposible no hacer un diagnóstico apresurado.
Un tema que sin duda muestra que en el Perú la salud corre peligro. (I)
DATOS
La Superintendencia Nacional de Salud (Susalud) declaró fundada la queja que interpuso la joven Shirley Meléndez contra los médicos del Hospital Guillermo Almenara de EsSalud, presuntamente por actuar negligentemente al amputarle manos y pies, en abril pasado.
La joven solicitó de manera urgente al Gobierno peruano unas prótesis de última generación, una indemnización, una terapia de rehabilitación y un tratamiento psicológico.