El intercambio comercial con Perú empieza en Machala
Maruja Rodríguez, de 76 años, es una comerciante que viaja con frecuencia a Aguas Verdes. Cuenta que el periplo lo hace desde 1978, cuando con su difunto esposo visitaba la frontera sur. “Son casi 40 años viajando y lo sigo haciendo ahora con 2 de mis 4 hijos y muchas veces con mis nietos”.
Desde Guayaquil lleva medicinas y ropa que vende en Aguas Verdes. Dice que el intercambio comercial es de hace más de 5 décadas y que siempre ah sido fluido.
“Las únicas veces que tuvimos inconvenientes para hacer negocios con los peruanos fue en enero y febrero de 1981 y 1995, cuando hubo enfrentamientos en la Cordillera del Cóndor y en Tiwintza, respectivamente. De ahí todo ha sido normal”, recuerda Rodríguez.
Así como ella, Luggi Oyague, de 45 años, se dedica también al comercio. Él, en cambio, tiene solo 10 años que viaja para traer mercadería. Por lo regular se traslada los viernes de Guayaquil a Machala, en compañía de su esposa y 2 de sus 3 hijos. Ahí pernoctan y aprovecha la noche para pasear por la ciudad. La mañana del sábado, en la cooperativa de transporte Cifa, avanzan hasta Aguas Verdes o Tumbes. Ahí compra ropa, juguetes y artículos para el hogar.
“Mi negocio es transparente -dice- yo declaro al Servicio de Rentas Internas todo lo que traigo de Perú. Ya sea que me traslade en transporte público o en mi carro”.
Oyague viaja cada 15 días y conoce a Rodríguez desde hace 8 años. “Nos encontramos en Aguas Verdes haciendo negocios. Muchas personas, tanto ecuatorianas como peruanas, se dedican al comercio.
Machala, el primer destino
La ciudad bananera está ubicada a 191 kilómetros de Guayaquil. Sin ser un paso obligado para cruzar a Perú, se ha constituido en un lugar de descanso y distracción de los viajeros.
Quienes realizan este recorrido, ya sea por comercio o turismo, suelen quedarse en esta ciudad que posee varios atractivos, como sus parques y calles regeneradas.
El guayaquileño Ricardo Torres, quien suele visitar Aguas Verdes, es un asiduo visitante de Machala.
Asegura que llega con su familia a la ciudad los sábados para almorzar. “Aquí uno puede visitar Puerto Bolívar y comer excelentes mariscos. Otros acuden en pequeñas embarcaciones hasta la isla Jambelí”.
Miguel Cedeño, quien tiene un local de venta de celulares junto a las oficinas de Rutas Orenses, en el centro de la urbe, asegura que muchas personas que van de paso a Perú llegan a Machala por su rica gastronomía marinera.
Entre los principales platos elaborados con base en estos productos constan los ceviches y sudados de concha, camarón, pescado y cangrejo.
Cedeño cuenta que los fines de semana llegan más de 300 comerciantes a pernoctar en Machala, que es la ciudad enlace entre Ecuador y Perú.
Los comerciantes suelen pernoctar en la capital de la provincia de El Oro, antes de visitar Huaquillas o pasar a Tumbes.
Rumbo a la frontera sur
Pero no solo la urbe bananera es el sitio para comer buenos mariscos. El viejero también puede disfrutarlos en Puerto Jelí.
Ubicado al sur de Machala y cerca de Santa Rosa, este lugar es conocido por sus restaurantes que ofrecen una amplia variedad de platos.
Durante los casi 40 minutos que dura el viaje hasta Huaquillas, los visitantes transitan por una carretera de hormigón de 6 carriles.
Al ingreso al cantón Huaquillar cada vehículo debe pagar
$ 25 centavos por peaje.
Ya en el centro se observan negocios de venta de ropa, zapatos, neumáticos, tiendas de abasto y almacenes de electrodomésticos.
En plena frontera en donde está el puente que separa a ambas naciones, los comerciantes lo atraviesan. Pasan frutas, canastas de comida, ropa y todo cuanto se oferte de lado y lado.
En los destacamentos policiales, ubicados a la entrada del puente, flamean las banderas de cada país; mientras una marea humana camina de un lado al otro. El movimiento es intenso, dice Antonio Mogollón, un comerciante de cebolla colorada.
“En este pueblo (Aguas Verdes, la población fronteriza con Ecuador) los fines de semana se duplican las visitas. La mayoría de comerciantes arriba de Guayaquil, Machala y Cuenca. Yo les pregunto porque me gusta saber de dónde son oriundos. Algunas veces conversamos de sus costumbres. Yo conozco muchas ciudades de Ecuador. En realidad tengo amigos ecuatorianos que me venden frutas y legumbres. El intercambio comercial siempre ha sido bueno entre ambas naciones”.
Piero Guerrero, de 39 años, se dedica a comercializar juguetes de plástico. Para él su negocio se sustenta por las compras que realizan los ecuatorianos.
“Soy de Trujillo, pero desde los 20 años me dedico al comercio. Aguas Verdes es un poblado en donde el 70% de sus habitantes se dedica al negocio”.
En esta localidad peruana se puede encontrar desde ropa, víveres, electrodomésticos y accesorios de carros hasta computadoras.
Yolanda González, oriunda de Cuenca, también es asidua clienta. Comenta que cuando piensa quedarse más de 3 días y viajar a Tumbes pasa en su vehículo. Caso contrario deja el automotor del lado ecuatoriano y atraviesa la frontera caminando.
“Si quiero ir a Tumbes, que está a 20 minutos de la frontera, lo puedo hacer en carro, pero debo registrar la salida del país y comprar un seguro para el auto en $ 10. Si cruzo a pie pago $ 2 por tricimoto”.
Considera que quienes visitan Tumbes lo hacen porque desean comprar artículos de marca. Y que en esa ciudad existe un centro comercial para satisfacer la demanda de los ecuatorianos.
Cruzar en tricimoto es toda una aventura. Son 30 kilómetros de recorrido en donde se puede apreciar pequeños caseríos y negocios de comida.
Ya en la localidad se puede apreciar diversos locales comerciales con artesanías y ropa.
Lorenzo Freire, de 50 años, asegura que el poblado es visitado por muchos ecuatorianos. “De la frontera hasta acá no hay más de media hora. Además, tenemos precios muy económicos y algunos atractivos turísticos, como la Plaza de Armas, en el lugar hay una concha acústica revestida con mosaicos que se denomina ‘El encuentro de dos mundos’. la imagen hace referencia a la llegada de los españoles y a la riqueza que ya existía en la región mucho antes”.
Aunque Tumbes no tiene tradición turística, los ecuatorianos la visitan con frecuencia, afirma Gregorio Bautista, guardia de seguridad del recién inaugurado centro comercial Costa Mar Plaza.
Según el último estudio ‘Perfil del Turista Extranjero’ de la Comisión de Promoción del Perú para la Exportación y el Turismo (Promperú), realizado en 2015, el gasto promedio de un viajero ecuatoriano en Perú es de $ 997.
Dentro del centro comercial se observa a compatriotas que buscan zapatos y ropa, Dicen que están más baratos que en Ecuador y por eso viajan a Perú.
El guayaquileño Horacio Batallas, quien habita en el Guasmo Sur de Guayaquil, no está muy convencido de los precios bajos. Asegura que en la Bahía se encuentran los productos al mismo costo.
“Es una percepción errónea de los ecuatorianos. Hay que tomar en cuenta el combustible del carro y los gastos que demanda el trayecto. Si quieren hacerlo como paseo y comprar a la vez es una buena opción, pero viajar solo por compras no implica mayor ventaja”.
Desde hace 2 años, en Aguas Verdes, se instalaron negocios en donde se venden televisores, equipos de sonido y computadoras. También se comercializan teléfonos celulares.
Datos
- Según el gerente de Ormeño en Guayaquil, Américo Pachas, cada semana viajan de 200 a 300 ecuatorianos a Perú.
- Según estadísticas del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo de Perú, 318.172 turistas ecuatorianos llegaron a Perú en 2016, esto significa 62.045 más que en 2015.
- Agosto es preferido de los ecuatorianos para viajar a Perú. 47.175 compatriotas se desplazaron al vecino país en ese mes.
- En Tumbes destacan las visitas de ecuatorianos (51%). (I)